De palabras en creencias ysupersticiones de San Juan en 1950

Por Aída Elisa González

Directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y
Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ.
Miembro de la Academia Argentina de Letras

En casi todos los hogares hay altares domésticos arreglados con flores naturales y artificiales y carpetas, donde prenden velas al santo de su devoción.
Está muy generalizado las promesas, los ruegos a los santos o a las ánimas milagrosas.
Generalizado prender velas a las ánimas los lunes y rendirle culto a la difunta Correa y José Dolores, a quienes visitan en sus capillas.
Cuando canta el pitojuan cerca de la casa, se pega una brasa, en el fondo de la tetera o se caen las tijeras, anuncia visitas.
En la época del verano que son tan comunes las tormentas de granizo, las que causan daños grandísimos y las siembras y parrales, se tiene la creencia que haciendo una cruz en el aire y diciendo “En nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo” y luego de clavar un hacha en el suelo, la tormenta se divide en dos partes, quedando a salvo la casa o la propiedad. Igual sucede haciendo en el suelo una cruz de ceniza.
Cuando aparece un remolino de tierra de esos tan comunes en el campo, que a veces tiene 30 o 40 o más metros de alto, algunas gentes creen que allí va el diablo y para conjurar sus males, saben decir ¡cruz diablo!
Cuando el cielo presenta nubes blancas en forma de bellón expresan que ha muerto un angelito. Si se corre una estrella en el firmamento, que es un alma que busca el cielo y dicen: “que Dios te guíe”.

Extraídas de la “Segunda Encuesta sobre el habla regional (1950)”.
Escuela Nacional Nº 34
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