Alain Delon está vivito y coleando

Un día de abril de hace dos años una noticia sorprendió al mundo: Alain Delon solicitó una eutanasia, como lo confirmó su hijo a los medios franceses. Con 86 años, el actor francés sufrió en los últimos tiempos durísimos golpes en su salud y en su vida privada.

Su hijo, Anthony Delon, fue quien habló del tema. Aseguró que recientemente inició los preparativos para la muerte asistida de su padre. “Sí, es cierto, me pidió eso”, confirmó.

Además, explicó por qué su padre llegó a tomar esa decisión: “Empezó a considerar la eutanasia tras la muerte de Nathalie, su esposa, por cáncer de páncreas. Ella decidió morir como vivió. Había elegido optar por la eutanasia”.

A la explicación explícita dada por su hijo se suman otras situaciones que el actor vivió en los últimos años. La salud de Alain Delon se complicó mucho desde 2019, cuando sufrió un ACV, que complicó sus problemas cardíacos. 

En Francia, la eutanasia aún no es legal. Pero en Suiza, donde reside el actor desde hace varios años y donde tiene ciudadanía, sí. De hecho, fue allí donde también su esposa Nathalie solicitó la muerte asistida.

Suiza permite el suicidio asistido desde la década de 1940. De hecho, existen organizaciones que ayudan a extranjeros a gestionar sus peticiones para “morir dignamente” allí.

Meses después, en julio del año pasado, se supo que Alain Delon tomó una drástica e insólita decisión: vender toda su herencia para que sus hijos y familiares más cercanos no discutan por ellas cuando él fallezca.

Delon tiene tres hijos, Anthony, Anouchka y Alain-Fabien, de 58, 32 y 29 años respectivamente, con los que tiene una relación de idas y venidas. El más mayor es fruto de su primer matrimonio con Nathalie Delon, mientras que Anouckha y el benjamín nacieron de su relación con Rosalie Van Breemen.

Según señalan varios medios, el patrimonio del actor, cuya salud se ha deteriorado en los últimos años, está valorado en unos 275 millones de dólares y, por el momento, ya se ha deshecho de su extensa colección de cuadros, 60 años de pasión, que ha subastado por 8 millones de euros.

Pasó el tiempo y una nueva noticia desmintió la primera noticia sobre su pedido de eutanasia. Fue en noviembre del año pasado cuando una nota explicó que “Alain Delon no va a morir en breve. Resulta que todo se había tergiversado y que el actor francés no tiene previsto poner fin a su vida inminentemente a través de una eutanasia, tal como se había publicado”.

Todo ha sido un malentendido que algunos medios de comunicación han magnificado. Lo que verdaderamente ha sucedido es que uno de sus hijos, Anthony, publicó recientemente su autobiografía, Entre chien et loup, y desveló que, después de perder a su madre (y esposa de Alain Delon), Nathalie, su padre le confió que, en caso de que él cayese en coma, no quería vivir atado a una máquina y deseaba que Anthony se encargase, si llegaba el momento, de cumplir su última voluntad. Eso es todo.

A pesar de que en el texto se dejaba muy claro que se trataba de una hipótesis futura, muchos medios de comunicación no tardaron en publicar que Alain Delon estaba a punto de someterse a una eutanasia para poner fin a su vida. El hecho de que el famoso actor francés ya tenga una edad avanzada, se sepa que tiene una salud muy delicada (sufrió un ictus en junio de 2019) y que es un defensor de la eutanasia (en una entrevista a Paris Match reconoció que le parecía «la cosa más natural y lógica del mundo»), hizo que muchos dieran por cierto el rumor. Pronto se convirtió en un fenómeno viral, en un verdadero revuelo mediático.

Tanto especuló con el tema que otro hijo de Alain Delon, Alain-Fabien, aclaró en Instagram que su padre no iba a morir en breve. Alain-Fabien se mostró muy molesto por la polémica y llegó a comentar que los periodistas «deberían sentir vergüenza» de publicar «informaciones falsas».

El actor vive ahora en Suiza, donde se recupera de sus problemas de salud. Una de las últimas veces que se le vio en público fue en el entierro de Jean-Paul Belmondo, a donde acudió acompañado de su hijo Anthony. Se le vio sonriente y, a pesar de sus problemas de salud, nada hace presagiar que su muerte sea inminente.

Una vida difícil

Mientras el mundo se centraba en la supuesta eutanasia, nadie trataba la verdadera revelación de la autobiografía que Anthony Delon: la difícil, compleja y tensa relación entre padre e hijo. En el libro se pueden leer frases tan duras como que su padre «rechazado en su infancia por sus padres, abandonado y mal amado, reprodujo a su manera, con su violencia hacia él, ese trauma».

La dura infancia de Alain Delon era conocida. También su errática y problemática personalidad, incluso violenta. La propia Brigitte Bardot llegó a decir de él que era como «esa águila de dos cabezas, el ying y el yang, lo mejor y lo peor, lo que te vuelve a la vez inaccesible y tan cercano, frío e incandescente». 

Ya en su infancia, Delon demostró un comportamiento tan agresivo que fue expulsado de más de una docena de internados. Muchos biógrafos lo achacan a vivir en una familia disfuncional: sus padres se divorciaron cuando él tenía cuatro años y ninguno quiso hacerse cargo de él. «No recuerdo haberlos visto jamás caminando de la mano, jamás vi una sola muestra de cariño entre ellos», reconocería años más tarde el actor. Y añadió: «Crecí entre dos familias y siempre fui recibido por «medio hermanos» y «medio hermanas» (…). Creo que fue en ese momento que comprendí que nunca podría contar con nadie… Que estaba solo en el mundo».

Alain Delon acabó dejando los estudios, metiéndose en una banda de pandilleros, enrolándose en el ejército y, de vuelta a Francia, como no tenía a quien acudir, tuvo que dormir en la plaza de Saint Germain. Allí fue donde lo descubrió una actriz de nombre Brigitte Auber, quien lo llevó a su casa y lo contrató como sirviente. Los contactos de ella le permitieron conocer a fotógrafos y cineastas. Uno de ellos, Ives Allegret, le dio su primer papel en el cine: fue en Quand la femme s’en mêle.

A partir de ahí, su carrera fue meteórica. Su belleza y atractivo –una de esas bellezas descarnadas, canallas, pero hipnóticas– hizo que le llovieran las ofertas. Sus papeles en Rocco y sus hermanos, El gatopardo o A pleno sol lo convirtieron en una estrella mundial. 

A pesar del éxito, los fantasmas pervivieron y su relación con sus parejas y sus hijos fue tormentosa y, en más de una ocasión, horrorosamente tóxica. Uno de sus hijos, Alain-Fabien, publicó un libro, De la race des seigneurs, donde describía a su padre como un ser «machista, xenófobo y violento, coleccionista de armas, fetichista, presto a humillar a sus hijos y a numerosas mujeres con fría ferocidad».