• 30/09/2023

Obesidad: enfermedad recontragenética

Obesidad: enfermedad recontragenética

POR GUSTAVO ALCALÁ

¿Cuándo llegará el momento de dejar de avergonzar y culpar a las personas que sufren de obesidad y comenzaremos a tratarlos de la enfermedad crónica y recidivante que la ciencia dice que padecen?

Un desorden relacionado con el cerebro

El hipotálamo regula la ingesta de energía y su gasto para mantener el peso corporal pero su equilibrada función puede verse afectada por factores biológicos y medioambientales. Una vez alteradas las sensaciones de hambre y saciedad no vuelven fácilmente a la normalidad. Las condiciones económicas, la inequidad e inseguridad alimentaria, el bombardeo publicitario y otros factores psicosociales se combinan para manifestarse claramente en quienes se encuentran predispuestos por su herencia materna y paterna.

Depende de varios cromosomas

Mientras más genes tengamos que modifican el balance energético más posibilidades de que el sobrepeso y la obesidad aparezcan a medida que transcurre el desarrollo. Si se encuentran presentes varios que coinciden en el núcleo de nuestras células podemos tener hasta 15 veces más chances de padecer obesidad severa (definida como índice de masa corporal mayor a 40) que personas sin esa combinación de ADN.

85% de la estatura dictada por los apellidos

A ningún integrante del equipo de salud se le ocurriría proponerle a alguien que camine, coma más frutas y verduras, haga meditación trascendental… y vuelva 6 meses más tarde midiendo 25 centímetros más de altura o con los ojos de otro color.

¿Entonces por qué escuchamos lo mismo, para el peso o índice de masa corporal de personas con obesidad, que está en un 75% determinado por sus ancestros?

El útero materno

Los bebés nacidos de madres obesas, o que aumentaron mucho durante el embarazo tienen mayor riesgo de desarrollar obesidad. Si parte de la regulación de la ingesta de comida se determina antes del parto, claramente el peso de la adultez tendrá que ver más con esto que con nuestras elecciones individuales de ejercicio y comida.

Durante la mayor parte de la historia del hombre sobre el planeta ha sido difícil conseguir suficiente alimento, por eso hemos evolucionado a genes programados contra la pérdida de peso y a favor de la reganancia. Nuestras hormonas luego de disminuir de peso se rebelan generando más apetito y menos saciedad. Los estudios científicos muestran que casi todo lo que se baja con dieta y ejercicio se recupera al cabo de 4 o a lo sumo 7 años. Menos discriminación y más ciencia.