Manchas

Hay muchas clases de manchas en la vida, desde las que nos hacen en el honor y que arrastramos por años, hasta las de rouge en una camisa delatora.   

Alguna en nuestro legajo puede hacernos más difícil el pasar. Son esas que esperamos que no lo transformen en un prontuario.       

Antes, el comportamiento inadecuado podía infringir una mancha en la reputación social, en el medio que nos desenvolviéramos.

Hoy, gran parte de aquello ni existe o no se le da importancia. Lo descontracturado y libre del actuar hace que aquellas normas se vean como moralinas y no tienen curso. Hoy todo vale, incluso lo que antes se hubiera visto como una mancha social.

Las hay en el mantel blanco impecable, o en el traje nuevo  cinco minutos antes de estrenarlo. Otro tipo de manchas son las que hacen los artistas, y que muchas, hasta nos gustan. Son la excepción a la regla.

Hablando de eso, se hacen o se hacían concursos de manchas, pero siempre eran para los del ámbito artístico. No sé por qué no invitaban a los cocineros, mecánicos o pintores de brocha gorda., que viven de manchar.

Especialistas en el tema son los niños, que, desde los pañales en adelante, se esmeran en manchar ropas, papeles y paredes con innegable habilidad para usar cualquier cosa con tal de manchar.

Casi siempre, nuestras manchas se resuelven con un lavado o un poco de agua. Pero, cuán grande habrá sido, que hizo falta usar un Canal De La Mancha y todavía sigue allí.