El equilibrio justo

Hace ya un prolongado tiempo que desde la justicia o desde ciertos sectores de ella se viene invadiendo campos reservados a otros poderes del estado lo que constituye un claro peligro institucional.

Quizás el ejemplo más cercano de ello sea la declaración pública del Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación expidiéndose sobre la constitucionalidad o no de una hipotética dolarización.

Sus dichos, su anticipo de opinión, no lo fue en ejercicio de la docencia ni como autor de un libro, es decir no sentó una doctrina en abstracto sino que lo fue en el marco de un reportaje analizando la bandera de campaña electoral de un candidato.

Es decir claramente jugó a la política, fue, como mínimo, imprudente evidentemente se introdujo en un campo que le está vedado no en su favor sino en favor de la administración  de justicia.

Cuando se ejercen cargos de responsabilidad, máxime cuando se pertenece a un poder como  el judicial, destinado a garantizar derechos con objetividad, la prudencia y el recato deben presidir a toda manifestación.

En ocasiones alarman las contradicciones de ese sector de la vida judicial ya que demasiados, desde lo formal son más que ortodoxos, casi monárquicos, rodeados de pompas y al mismo tiempo pretenden impostar  conductas populares o tendientes a capturar un título en los medios.

Dicho de una manera poco delicada, constituye una muy penosa imagen ver a cierto sector de la justicia, pretenden “jugar” a la política.

Lo que hace falta es encontrar el equilibrio justo, esto es vivir y comportarse como un buen ciudadano, como un buen vecino sin privilegios ni tontas solemnidades y ejercer las funciones a sabiendas que todo desvío constituirá un grave peligro para la sociedad.