• 07/10/2023

Sorprendido

Sorprendido

POR GUSTAVO RUCKSCHLOSS

Ese sábado de otoño se me hizo tarde caminando mientras pensaba lo rápido que se pone oscuro cuando el sol se esconde. 

De pronto por el lado mío pasó un niño corriendo y haciendo zig zag cuando vi que se tiró al piso y metió la cabeza en un agujero que había en la acequia, que estaba toda canalizada, menos esa rotura.   

Me llamó la atención la actitud y me acerqué a ver si necesitaba ayuda. Al preguntarle  que hacía, me dijo que buscaba una moneda, que venía jugando con ella por la vereda cuando se le disparó justo hacia ese agujero. 

Lo miraba y atiné a preguntarle si quería que le alumbrara con mi celular. Me dijo que sí y me agaché mientras él buscaba con sus manos en aquel universo de hojas y papeles sucios. 

Le dije que no revolviera mucho porque así, tal vez, la ocultaba más. Si no busco, no la voy a encontrar, me contestó. ¿Y de cuanto es la moneda? pregunté. De cincuenta centavos, contestó. Bueno, quedate tranquilo porque si no la encontramos yo te doy otra. 

A lo que, sin dejar de escarbar, me dijo: «No señor, yo sé que con eso no se compra nada, pero es mi  favorita y es con la que juego siempre». 

Seguimos en la pesquisa un ratito más hasta que en un momento gritó: «Allí está, la veo brillar» y estirándose, la alcanzó. Al sacarla, levantó la cabeza para que yo la viera, se acercó y me dio un beso diciéndome, muy educadamente: «Muchas gracias señor, sin usted la hubiera perdido».       

Demás está decir que me encantó su actitud. Cuando se iba le pregunté cómo se llamaba. «Pablo, señor. Muchas gracias». Me sorprendió su actitud y su buena educación…y, aunque hoy se estila de todo, me sorprendió que un varón me diera un beso, en medio de la calle un sábado por la noche.