Agricultura 5.0: oportunidad o amenaza

En los años 70, la CEPAL (Comisión económica para América latina y el Caribe), de la mano de su Secretario Ejecutivo, el prestigioso economista tucumano Raúl Prebisch, se planteaba la “teoría de la dependencia”, basada en los “términos de intercambio”.

Los estudios, expresaban que con el tiempo los países en desarrollo serían más pobres, por sus economías basadas en los productos primarios, mientras que los industrializados, acumularían más riqueza, por el agregado de valor a sus productos.

 Por ello, la desigualdad crecería en forma exponencial. Esta profecía científica se consolidó hasta el año 2000 con bajos precios de los insumos y crecientes valores de los bienes industriales y tecnológicos.

Salvo los países petroleros, todas las economías primarias, tuvieron un marcado retroceso respecto de los países centrales e industriales. Sin embargo, con la llegada del nuevo siglo, se revitalizaron los valores de los granos, las carnes, los metales, alimentos en general. Al mismo tiempo, la entrada masiva a los mercados de China, Taiwan, Corea, y más tarde la India, Singapur, Malasia, entre otros: provocaron una mayor oferta de los productos industriales y tecnológicos, con un saldo favorable de los términos de intercambio, hacia los productos primarios.

En el siglo XXI el mundo comenzó a tomar conciencia real de las amenazas ambientales, en particular lo que se refiere al agua dulce apta para consumo humano (sólo el 3% del total de agua del planeta), la transformación de tierras fértiles en verdaderos desiertos, como consecuencia de la desforestación, el calentamiento global, la contaminación ambiental, la superpoblación, los desechos industriales: entre muchos otras consecuencias de los modelos productivos y de desarrollo; le otorgaron un nuevo y mayor valor a los frutos de la naturaleza.

El crecimiento económico mundial y principalmente de los países del este, incrementó de manera sustancial, la demanda de alimentos, de mayor calidad, diversidad y cantidad. Los precios de la soja, pasaron de U$S 150 en los años 90, hasta llegar a U$S 600 en 2015.

Los elevados precios de los bienes primarios, le dieron un fuerte impulso a las economías de Argentina, Brasil, Bolivia, Australia, Rusia, entre otros. Pero también, trajo aparejado, altos costos ambientales, y de sostenibilidad de los sistemas productivos.

El desequilibrio de las matrices de insumo producto, la presión sobre los precios internos, el agotamiento de las tierras, las modificaciones genéticas de las semillas, los antibióticos excesivos en la ganadería, entre muchos factores, pusieron nuevamente en amenaza, un futuro próspero para las economías basadas en los productos de la naturaleza. 

En el año 2050, tendremos 2.000 millones de personas más, que se suman a la mesa. Alimentarlos será un desafío global, que deberemos responder con la misma cantidad de tierra y agua disponibles hoy. La Agricultura 5.0., basada en la tecnología y los datos, es la herramienta para encontrar un camino hacia la productividad con sostenibilidad. Para San Juan y la Argentina, es una oportunidad que nos exige pensar, planificar y orientar los recursos, a un mundo que cada vez más, necesita de lo nuestro.