• 07/10/2023

Entre la resignación y la esperanza

Entre la resignación y la esperanza

POR MARCELO DELGADO

En la vida de las personas, las instituciones, los países, cada vez que se cumplen ciclos, nos debatimos entre la resignación, por cansancio e impotencia, o se renuevan las esperanzas, buscando nuevos caminos, para llegar a mejores destinos.

El próximo 10 de diciembre comienza un nuevo ciclo de los últimos 40 años de gobiernos democráticos, consecutivos. En toda la historia de la república no se vivió un ciclo tan largo de continuidad institucional.

Sin embargo la estabilidad política, no ha resuelto los temas centrales de la sociedad. La esperanza en 1983 fue que con la democracia, se podía comer, curar, progresar, prosperar; entre otros desafíos colectivos. Lo cierto, es que se incrementó la pobreza, la inseguridad, y la calidad institucional.

Los poderes del estado mostraron grandes debilidades para consolidar el sistema democrático, y sus postulados básicos y los gobiernos que los administraron, priorizaron las estructuras, por sobre los objetivos. Tenemos jueces, que ganan fortunas, pero no garantizan justicia, legisladores con grandes privilegios, que invierten su tiempo, en tareas ajenas a las agendas de sus representados. En el poder ejecutivo se privilegiaron los “chupamedias y acomodados”, por sobre las habilidades y competencias para la administración general del país.  De este modo, llegamos a al año 2023, con muchas cuentas pendientes, algunas resignaciones y unas poquitas esperanzas.

Sin embargo, no todo lo que pasó en estos años es despreciable, o repudiable. En lo institucional, resolver la cuestión de la última dictadura militar y la reforma constitucional de 1994, han constituido aciertos, que posicionan positivamente a la Argentina, en el concierto de las naciones. En el ámbito de la economía, el sector de la energía, infraestructura eléctrica, y el turismo, pueden mostrar buenos resultados, y en particular en estos últimos 20 años. La diversificación y desarrollo de economías regionales, revirtió el proceso de centralización que se vivió desde los años 80. La tecnología y comunicaciones, hoy favorecen los enclaves regionales, aunque se requieren todavía más políticas activas y focalizadas, para consolidar el proceso de federalización económica. En lo que se refiere a los derechos de las minorías, y las protecciones sociales, sin lugar a dudas, se registraron conquistas, que aún muchos países están procurando.

Sin embargo, los problemas estructurales de base, que empañan hasta las mejores intenciones, están firmes y persistentes. Gran parte del ideario social, atraviesa una etapa de resignación, en la idea, que jamás se podrán resolver la inflación, vivienda, educación, empleo digno, seguridad, justicia, corrupción, entre muchos otros. Otros conciudadanos, depositan sus esperanzas, en lo desconocido, pero disruptivo, diferente y novedoso. Hay una esperanza, en que un “poder”, casi mágico, pueda con lo que claudicaron nuestros dirigentes, los últimos 40 años.

Me permito sugerirles, evitar la resignación, porque es igual, a darse por vencido. Pero también los invito, en fortalecer y renovar sus esperanzas, en las capacidades y fortalezas de cada uno, de sus familias, amigos, vecinos, cercanos y lejanos. Una esperanza más virtuosa, que mágica, que depende de nosotros, y no de otros. Una esperanza, construida, sensata y sostenible, que no merece otro, que nosotros.