• 28/04/2024

La memoria y las trampas del cerebro

La memoria y las trampas del cerebro

RECIENTES ESTUDIOS PONEN EN CUESTION NUESTRA CAPACIDAD PARA RECORDAR

Dicen que la memoria es selectiva y puede almacenar o desechar recuerdos. Sin embargo, recientemente, la ciencia puso en cuestión la capacidad que tenemos para recordar, incluso, lo que sucedió hace pocos instantes.

Un estudio realizado por expertos de la Universidad de Ámsterdam, en Países Bajos, postuló que las personas “pueden generar evocaciones falsas en un abrir y cerrar de ojos, ya que el cerebro humano altera los recuerdos del corto plazo de acuerdo con lo que espera ver (las expectativas)”.

Para los investigadores, que publicaron sus hallazgos en la revista Plos One, “la memoria a corto plazo no siempre es una representación precisa de lo que se acaba de percibir. En cambio, está formada por lo que esperábamos ver, desde la formación del primer rastro de memoria”.

Para llegar a estas conclusiones, los autores realizaron cuatro experimentos, en los que convocaron a 534 personas para que visualizaran diapositivas con letras del alfabeto occidental. En el medio de cada procedimiento, según explicaron, “se les mostró una diapositiva distinta, de interferencia, con letras aleatorias” que estaban diseñadas de manera similar a las originales, pero en una orientación distinta (por ejemplo, Ɔ en lugar de C).

Cuando se les pidió a los participantes que recordaran la diapositiva de interferencia, la mayoría recordó “haber visto a la pseudoletra como una letra real”, ya que los individuos que participaron en el estudio estaban familiarizados con el alfabeto occidental, y sus cerebros esperaban ver las letras en su orientación real.

 

 “Los participantes informaron constantemente, con gran confianza, que habían visto la contrapartida real de un objetivo de pseudo-letra”, analizaron los expertos. Y agregaron: “La percepción que tenemos con la vista y el cerebro puede ser moldeada por nuestras expectativas, lo que puede conducir a ilusiones perceptivas. Las expectativas pueden remodelar las representaciones perceptivas en escalas de tiempo cortas, lo que lleva a lo que llamamos ilusiones de memoria a corto plazo. Estas ilusiones aparecieron cuando los participantes vieron una pantalla de memoria que contenía letras reales y pseudoletras (es decir, letras reflejadas)”.

La memoria a largo plazo constantemente tiene ‘huecos’ que ‘rellenamos’ y que vamos modificando de acuerdo a experiencias previas y distorsiones.

Los humanos no podemos manejar conscientemente estos procesos de memoria, porque funcionan casi en automático. A su vez, la información de la falsa memoria puede manifestarse a corto y también a largo plazo. ¿Por qué? Porque en la memoria a largo plazo, uno puede consolidar informaciones, y esa consolidación puede producir que alguien rememore de manera diferente o falsa algo que le sucedió hace tiempo.

La memoria a largo plazo constantemente tiene ‘huecos’ que ‘rellenamos’ y que vamos modificando de acuerdo a experiencias previas y distorsiones, donde nuestro recuerdo de la experiencia no es fidedigno a la experiencia en sí. Previamente, se creía que la memoria a corto plazo no presentaba falsos recuerdos o ilusiones, a diferencia de la memoria a largo plazo, que sí puede presentarlos. 

 “Con el estudio —dicen los especialistas— los científicos de la Universidad de Ámsterdam mostraron que la memoria a corto plazo puede verse influenciada por nuestras experiencias previas, y que modificamos el recuerdo a corto plazo al comparar esta experiencia nueva con experiencias previas. Esto no es patológico, es una forma que tiene nuestro cerebro de ahorrar energía y que nos permite interpretar el mundo, y en este caso hasta los recuerdos más inmediatos, en base a nuestro conocimiento previo”.

La memoria es un tema cada día más estudiado

¿Cómo se generan los recuerdos en el cerebro?

Para generar un recuerdo en el cerebro, especialmente en el hipocampo, deben ocurrir tres procesos:

>Que ingrese la información al cerebro (esto depende mucho de la atención y la motivación de la persona).

>Que se almacene (para esto uno tiene que poder ordenar y categorizar

>Que se acceda a ese recuerdo almacenado para evocarlo o recuperarlo.

Si en cualquiera de estas etapas se produjera un error, tendríamos un olvido.

 

Cada vez que alguien evoca un recuerdo que está almacenado en la memoria, en realidad, lo completa, porque el cerebro no es una cámara que graba toda la información, sino que hay un acto de reconstrucción, y ahí se pueden generar recuerdos que no son iguales a la experiencia. Uno reconstruye en base a lo que conoce del mundo; las experiencias intentan llenar los baches de la memoria con el conocimiento previo que tenemos.

Finalmente, la información que adquirimos cotidianamente en el cerebro “se suma a la que tenemos desde antes y se hace una especie de red. Desde el punto de vista adaptativo, este mecanismo de reconstrucción nos ayuda a no tener que grabar constantemente y con atención todo lo que nos pasa, entonces estamos ahorrando recursos cognitivos.

El problema puede aparecer, por ejemplo, cuando uno confía en los testigos oculares de un crimen. Se sabe que lo que relata ese individuo no necesariamente va a coincidir con lo que pasó, y puede estar contaminado por la manera en que se le pregunta y por lo que pasó en el intervalo entre que almacenó la información y la activó.

¿Dónde se almacenan los recuerdos?

Los recuerdos son absolutamente esenciales para nuestro desarrollo y supervivencia. Más aún en el caso de aquellos recuerdos ‘negativos’ que, cual alarmas, nos advierten sobre el riesgo que podemos correr al repetir un comportamiento que casi nos costó la vida en el pasado. Tal es así que, con objeto de mantenernos vivos, el cerebro necesita almacenar recuerdos a largo plazo. Pero, ¿dónde lo hace? Y lo que es más importante, ¿cómo lo hace?

En los años 50, los estudios llevados a cabo con Henry Molaison, paciente amnésico tras someterse a cirugía para tratar de controlar sus crisis epilépticas, revelaron que la memoria a corto plazo se alberga en el hipocampo. Y es que a resultas de la operación, en la que su hipocampo se vio seriamente dañado, Henry Molaison no pudo generar nuevos recuerdos –aunque sí mantenía muchos de aquellos consolidados antes de entrar en el quirófano –.

En consecuencia, y a partir de estas evidencias, parece que los recuerdos a largo plazo se almacenan fuera del hipocampo. Y según han sugerido numerosos investigadores, este ‘dónde’ sería el neocórtex, área del cerebro responsable de funciones cognitivas como la atención y la planificación. Pero, ¿es realmente así?

Los resultados de nuevos estudios tiran por tierra todas las teorías sobre la consolidación de la memoria, en las que se establecía que los recuerdos a corto y a largo plazo no se formaban de forma simultánea en el hipocampo y en la corteza prefrontal –sino que se generaban en el hipocampo para, posteriormente, ser transferidos a la corteza cerebral.

Lo que relata el testigo de un crimen no necesariamente va a coincidir con lo que pasó. Puede estar contaminado en el intervalo entre que almacenó la información y la activó.

 Pero lo que sí ha demostrado este estudio es que la comunicación entre la corteza prefrontal y el hipocampo debe ser completamente adecuada. Y es que interrumpirse el circuito que conecta estas dos regiones cerebrales, los engramas de la corteza no maduraran correctamente. O lo que es lo mismo, no se almacenarán recuerdos a largo plazo.