• 28/04/2024

Supongo

Supongo

POR GUSTAVO RUCKSCHLOSS

Suponemos que todo el mundo tiene los mismos gustos, costumbres, manías o rutinas. 

Ese mundo debe saber cuál es la hora para comer, dónde hay que comprar lo que sea, qué es lo que hay que leer, cómo hacer las cosa, cómo se llama y dónde vive fulano, y así todo.   

Damos por sobreentendido que el mundo es igual, en todo al nuestro. Entonces, suponemos, y suponemos, que tienen la obligación de saber qué es lo que pensamos o queremos. Suponemos que deben entender nuestros caprichos y deben satisfacerlos, si no, el que está equivocado es el mundo. Es la postura infantil, inmadura de creer que se es el ombligo del mundo y que somos la medida de todo.   

La diferencia está en que el niño lo hace espontáneamente, en función de lo que vive.

En cambio, los adultos egocéntricos, aparte, le ponen el condimento de suponer.     

Los niños no suponen, ven.   

Los grandes suponemos y suponemos.   

Muchas veces nos equivocamos y pocas veces lo aceptamos, pero cuando es el otro el que supuso mal, nuestra vanidad le grita» yo te lo dije», o cosas parecidas.     

Debería prohibirse suponer, para vivir chocando lo menos posible. Deberíamos basarnos en certezas. Salvo que seamos detectives, comadres o investigador científico, las personas de a pie deberíamos tocar para creer, y suponer menos.     

Hoy no sé si ayudan o complican el tema las redes sociales, esas en las que todo el mundo supone cosas, nombres, lugares, «tendencias», o simples chismes.

Poco ayudan a tener certezas.

Me supongo que la suposición es una verdad que puede ser…o no.