• 16/12/2023

La tolerancia al ajuste

La tolerancia al ajuste

POR JUAN CARLOS BATALLER PLANA

En Argentina se han hecho tan mal las cosas en cuestiones económicas, que llegó la hora de ponernos en caja.

El presidente Javier Milei ganó diciendo lo que iba a hacer, un ajuste tremendo. Lo explicó varias veces durante la campaña y terminó obteniendo el 56% de los votos en la segunda vuelta.

Es decir, hay una imperiosa necesidad de hacer el ajuste ante un Estado despilfarrador y apropiador de los dineros privados. Hay un presidente que fue votado anunciando ese gran recorte de gastos. Ahora, el gran interrogante es si, lo que se votó e incluso se apoya por gran parte de la sociedad, va a ser tolerado cuando se empiecen a ver los resultados.

Parte de la fórmula de poner en caja los números ya se hizo en varias oportunidades. Y quien hace ese trabajo es la inflación.

Con una contención del gasto, dando aumentos salariales acotados y con una inflación más elevada, empiezan a depreciarse los salarios. Y pasan a ser, en porcentajes, números más chicos de los gastos del Estado.

Ya se hizo en 2002, cuando se salió de la convertilidad. En esos tiempos, los números de la pobreza eran menores que el escandaloso 46% actual, ayudó el contexto internacional, teníamos todavía algo de crédito y había una capacidad instalada ociosa en la industria que permitió un crecimiento rápido.

Hoy, de todas esas variables, la única que puede ser favorable es la del contexto internacional. Al parecer, podrían entrar varios miles de millones de dólares más en concepto de exportación.

Este necesario ajuste de los números del Estado, en el que en otras cuestiones va a disminuir fuerte la obra pública en los próximos meses cuando terminen las obras que están en ejecución, va a tener un tiempo lógico para que empiecen a verse los réditos, como controlar la inflación y la llegada de capitales de inversión. Por ejemplo, entre que se den las condiciones para que venga la minería hasta que empiece un proyecto, va a pasar más de un año. Y en una provincia como San Juan, que se abandonó a su suerte la vitivinicultura, que se apostó por un turismo de eventos que ya casi no podrán hacerse y todos tratando de prenderse a un presupuesto estatal, vamos a estar complicados.

¿Cuál será la tolerancia del empleado público cuando en febrero o marzo tenga un aumento salarial relacionado con los ingresos de coparticipación y no con los índices de inflación? Hoy sería un suicidio desde lo económico arreglar por parte del Gobierno la cláusula gatillo y cinco puntos sobre la inflación.

¿Van a tener tolerancia con Orrego y entender que no hay plata o habrá paros por tiempo indeterminado?

¿Qué pasará con las empresas que han hecho un arte el vivir de las arcas estatales cuando vean vacía la olla?

Muchos pedirán reventar el fondo destinado a las crisis. Otros pedirán prudencia y que se afecte lo menos posible.

Por lo pronto, hay que pasar el verano.

Y sin prender mucho el aire…