• 15/07/2023

Cuando más de 50 salas llevaron a todos los barrios y departamentos la magia del cine

Cuando más de 50 salas llevaron a todos los barrios y departamentos la magia del cine

Hubo una época en la que San Juan se pobló de cines, algunos de muy buen nivel. Cada departamento y hasta cada barrio tuvo sus salas. Esta es una primera aproximación a un tema caro a todos los sanjuaninos.

Hubo una época de oro. Podríamos situarla en los años 40 y 50. El cine sonoro transformó a las películas en la principal salida de los sanjuaninos. Un fenómeno que no era sólo local. Digamos que en los Estados Unidos en los años 50, iban 10 millones de espectadores por semana al cine.

Pero decíamos que en San Juan el cine era mucho más que una película. Era todo un ritual que compartían las parejas. Al cine se iba bien vestido, perfumado, los hombres peinados con gomina y con la esposa del brazo. La mayoría de las veces, fundamentalmente en la zona céntrica, la salida terminaba en una confitería o un restaurante.

>>>

La espectacularidad del cine hizo que ya para comienzos de la década de 1940 el cinematógrafo desplazara al teatro como primera opción de entretenimiento de los argentinos. La mayor parte de los teatros ofrecían cada vez más cine y menos obras en vivo. A diferencia de las salas teatrales, que estaban concentradas en el área céntrica, los cinematógrafos se hallaban distribuidos de manera más uniforme en todo el país, incluyendo localidades pequeñas.

En San Juan el verano siempre fue muy cálido. En aquellos años era imposible pensar en aire acondicionado. Una solución fueron las salas al aire libre. Algunas eran anexos de las salas tradicionales. Y otras se instalaban en clubes o sociedades de fomento. Pero junto con las salas modestas también se construyeron fastuosas salas, adoptando modelos extranjeros, los “cine—palacios”. Algunos empresarios comprendieron que, para atraer al público, debían preocuparse no solo de la importación de los films, sino también del espacio donde se exhibían.

En San Juan el verano siempre fue muy cálido. En aquellos años era imposible pensar en aire acondicionado. Una solución fueron las salas al aire libre.

>>> 

Mendoza fue, después de Buenos Aires, el principal centro distribuidor de películas nacionales y extranjeras. Allí estaban radicadas las grandes firmas. Digamos que las distribuidoras primero le sacaban el jugo a las películas en Buenos Aires y después llegaban a Mendoza y San Juan y así sucesivamente iban pasando a los pueblos.
Las primeras películas se estrenaban en el centro. Luego estaban los circuitos, generalmente administrados por una misma empresa.

>>> 

Cada rollo de película de 32 milímetros duraba aproximadamente 11 minutos. O sea que las películas se componían de 12 o 15 rollos. Los grandes cines tenían dos proyectores y cuando uno estaba por terminarse aparecía una pequeña marca que el operador detectaba y echaba a andar el siguiente proyector. En algunos cines trabajaban dos operadores y en otros uno solo. Naturalmente, los cortes eran frecuentes. A veces duraban segundos; otras, minutos, lo que obligaba a encender la luz de la sala ante la rechifla generalizada del público.
Generalmente los empresarios hacían circular una misma película por dos o tres salas. Calculaban una diferencia de 15 minutos en el comienzo de las películas e inmediatamente se terminaba un rollo un joven en moto o bicicleta salía con ese material al otro cine iniciando un circuito agotado

Cada rollo de película de 32 milímetros duraba aproximadamente 11 minutos.
O sea que las películas se componían de 12 o 15 rollos.

En la película Cinema Paradiso, ilustra bien como era la emoción de ver un film en esos años y el proceso del operador para poder proyectarlas

 ¿Qué exhibían los cines?
Los cines de barrio presentaban un popurri de películas y eso hacia la oferta variada para que la gente fuera varios días en la semana.
Diversas fuentes coinciden en que el público que concurría a las salas de barrio, así como el público modesto de las localidades del interior, prefería las películas en castellano, y las argentinas, antes que las mexicanas o españolas Por el contrario, en las salas de primer orden ubicadas en la zona céntrica se exhibían generalmente films extranjeros, mayormente norteamericanos .

El precio de la butaca de cine se mantuvo en una media de 75 centavos en los diez años que van entre 1933 y 1943, un valor considerablemente inferior al de las localidades teatrales. En los cines de barrio se ofrecían funciones de tres, cuatro y hasta cinco películas por un valor accesible a un presupuesto modesto. Las películas habladas en otros idiomas solían ser subtituladas, lo que suponía un impedimento para públicos populares en los que destacaban inmigrantes, niños y, especialmente en el interior, analfabetos. El doblaje no había prosperado, aparentemente debido a que las voces no eran argentinas. Las salas de barrio sólo se llenaban durante el fin de semana

La explosión de los cines

En los años 60 existían seis cines en el microcentro sanjuanino.

En la mayoría de ellos no se escatimó en gastos, dotándolos de los mejores equipos de sonido de la época, cómodas butacas y detalles de ornamentación realizados por verdaderos artistas.


Los cines fuera del centro

A los cines en el centro había que sumar decenas de salas en barrios y departamentos. A diferencia de los cines céntricos que ofrecían tres funciones(matiné, vermouth y noche) muchos de los cines barriales eran al aire libre y la mayoría, con excepción de los fines de semana, sólo ofrecían funciones a la noche. Vamos a nombrar a algunos de ellos:

El Costa Azul, en cuya sala hoy funciona un supermercado.

En Desamparados

En Desamparados se instalaron varios cines. Entre ellos los siguientes:

Cine Jardín: Estaba muy cerca del centro. Ubicado sobre la Avenida Ignacio de la Roza casi Urquiza pertenecía a la familia Migani y llegó a ser uno de los principales cines al aire libre, con un importante bar donde podía comerse un panchito o una pizzeta. Había un Anexo Jardín en 9 de Julio 1070

Otro cine era el Costa Azul, en cuya sala hoy funciona un supermercado, ubicado en Coll y Paula Albarracín.

Con el nombre Premier funcionó a fines de los 60 un cine que estaba ubicado en San Miguel 764.

En Rivadavia

El Splendid, con sus salas de verano e invierno estaba en Rivadavia. El cine principal estaba sobre calle San Miguel, frente a lo que hoy es la estación de servicio Libertador y el de verano sobre la Avenida Libertador, a pocos metros de San Miguel. En este solar funcionó años después la junta de Rivadavia del Partido Justicialista y hoy es un restaurante.

Las butacas del cine Splendid fotografiado por última vez.

En Trinidad

El Paraíso estaba ubicado en la calle Belgrano entre Sarmiento y Entre Ríos, en Trinidad. Era un cine al aire libre y también poseía un bar.

También al aire libre funcionaba el Español, ubicado en la calle O´Higgins 501 y Aberastain. Otro cine era Los Andes, también al aire libre.

Sobre la calle Mendoza hubo varios cines. El Trinidad fue uno de ellos y solía exhibir en la matiné de los sábados películas para niños.

En Villa del Carril

El cine Guaymallén estaba en Villa del Carril, zona anexada a la Capital, ubicado en calle Las Heras 1523, y ofrecía funciones a la noche de lunes a sábado y los domingos agregaba una matiné a las 15.

El Cine General Las Heras funcionó a mediados de los años 60.

También en Villa del Carril estaba el Venecia, sobre Urquiza, al sur de 9 de Julio. Era un cine al aire libre. Hoy es un galpón pero puede verse lo que fue la pantalla.

El Roxi, estaba en la Avenida Ignacio de la Roza, que entonces se llamaba Cereceto, con la numeración 402, es decir pasando Urquiza, en un salón que alquilaban a la familia Torrent. Precisamente ahí funcionó también durante un tiempo el cine llamado Torrent.

Frente del cine Babilonia.

En Rawson

Más al sur, cerca de donde está la empresa Mayo, estaba el cine Babilonia (Calle Mendoza 2205) y en calle Mendoza y Perona, pasando la Escuela Hogar hacia el sur,estaba el cine Luxor.

Sobre la calle José Dolores esquina Huarpes, una cuadra antes de General Acha y cerca de la Gruta de Fátima, había un cine al aire libre, el Rawson.

Otro cine era el Olimpo, que estaba en la calle República del Líbano y España, donde hoy hay una estación de servicio.

A estos cines se sumaban los cines Villa Krause (sala cerrada) y el Orión en calles Ortega y Lemos, al aire libre.

Con el nombre cine Biblioteca funcionó en 1967 un cine en un local ubicado frente a la Plaza de Villa Krause y también el Cervantes, ubicado en calle Victoria 230 sur

El edificio donde funcionó el cine Opera en calle Juan Jufré, frente a la Plaza de Concepción.

Los cines de Concepción

El edificio donde funcionó el cine Opera en calle Juan Jufré, frente a la Plaza de Concepción.En Concepción, la plaza se transformó en una especie de calle Lavalle sanjuanina. Tres cines se ubicaron frente al paseo donde se recuerda la fundación de San Juan.

El más importante, sin dudas, fue el Opera con 800 butacas, que funcionaba con un régimen similar al de los cines del centro y llegó a dar cuatro funciones los sábados. Ubicado al lado de la seccional segunda de Policía, en calle Juan Jufré 214, junto al cine estaba una famosa parrillada –La Palmera, de la familia D’Amico—. que completaba gastronómicamente la salida.

Alrededor de la Plaza de Concepción se da un hecho curioso. Tanto la calle que está al este como la del oeste se llaman Tucumán. Como si la calle que nace en Trinidad se abriera a esa altura para abrazar a la plaza.

Sobre la Tucumán del este estaba el cine Lido. Un edificio cubierto que cuando dejó de funcionar fue ocupado por un autoservicio.

Hoy es una agencia de autos pero en este lugar, frente a la Plaza de Concepción sobre calle tucumán, funcionó el cine Libertador.

Sobre la Tucumán del oeste estaba el cine Libertador, al aire libre, al lado del Bar Velázquez. El sitio fue ocupado por un taller mecánico, que conservó la pantalla como un homenaje al viejo cine.

Pero esos no eran los únicos cines.

En Chile y Alem, en las cercanías de la Bodega López Peláez, había un cine al aire libre con un nombre que por sí sólo lo hace merecedor de figurar en una antología: el Chimborazo.

A la oferta de Concepción se sumaba también el cine Apolo, al aire libre.

Y en la calle Maipú, casi Avenida Rawson, funcionaba el cine Maipú.

En los años 60 funcionó en el local de SOEVA, sobre calle Maipú, el cine Méjico

En Santa Lucía

El cine más conocido de Santa Lucía fue el Plaza, ubicado precisamente frente a la plaza. Era un cine importante tanto por su nivel como por su programación y el edificio hoy es ocupado por el Concejo Deliberante del departamento.

Pero también había un cine en la esquina de Libertador y Pueyrredón: el Odeón, propiedad de don Víctor Rodríguez, hermano de Lucio Rodríguez, industrial que envasaba Crush en San Juan. Don Víctor era además el propietario de La Numancia, un conocido almacén de ramos generales, ubicado justo en la esquina.

Otro cine era el Colón, administrado por la familia Migani que generalmente ofrecía una cartelera que compartían el Paraíso, el Jardín y el cine Rawson.

Además, sobre calle Necochea pasando lo que es hoy avenida de Circunvalación, existía el cine al aire libre llamado Necochea.

Este es el estado en el que hoy está lo que fue el cine Sarmiento, que tuvo gran concurrencia en Chimbas.

En Chimbas

En Chimbas estaba el Sarmiento (también al aire libre) en calle Mendoza y Reconquista, frente a la Escuela Bavio. Fue propiedad del político Ignacio Castro.Este cine tuvo una particularidad: le hicieron una especie de techo de cañas para evitar que la gente se subiera a los techos de las casas de los vecinos para ver las películas.

También en Chimbas funcionó sobre la avenida Benavidez, el cine que llevaba el nombre del caudillo manso. Otro cineque funcionó en este departamento se llamó Urquiza.

Una foto del viejo cine Remy. La foto pertenece a la señora Ana Maria Remy, hija de Don Andrés Remy y de doña Angélica Cáceres.

Los cines de Jáchal

En Jáchal, el Cine Remy tenía, además de su sala, una pantalla de verano al aire libre.

Por su parte, el cine Sarmiento pertenecía a la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Jáchal.  En este cine había un sector superior llamado el gallinero, con largas bancas de madera como asientos donde, por cierto, era más barata la entrada.

Los dos cines exhibían sus propuestas en una cartelera frente a la plaza, en el terreno de la feria municipal, donde ahora está el banco San Juan y además pasaban por las calles autos con altoparlantes anunciando horarios y filmes.

Hoy Jáchal no tiene cines. Donde estaba el cine Remy, la esquina de calles San Juan y General Acha,hoy hay una sala velatoria de cochería San José. El cine Sarmiento, que estaba en la esquina de calles General Paz y Florida, se transformó en un salón de fiestas.

El cine Sarmiento en una foto de Roberto Ruiz.

Albardón también tuvo cine

Albardón también tuvo su cine. Fue inaugurado en 1950 con el nombre de Cine Aconcagua. Su propietario era Rafael Martín Segovia. Estaba ubicado frente a la plaza central del departamento sobre calle Castelli.

Contaba con dos salamandras que calefaccionaban la sala y tenía además un enorme ventilador con un sistema instalado de caños, ubicados en la parte inferior y en toda la sala. De esta manera se refrigeraba a los asistentes. El cine permaneció en manos de Don Rafael durante 15 años. Se proyectaban películas todos los sábados y domingos en horarios de matiné y noche.  Don Rafael era propietario de otro cine en el departamento San Martin, que se ubicaba sobre calle La Laja. Se trasladaba en una pequeña motocicleta con un carro en el que llevaba los rollos de las películas y el proyector 35 mm de un cine al otro.

La adquisición del espacio por parte del ejecutivo municipal, bajo la gestión de Juan Carlos Abarca y Cristina López, puso en marcha el proyecto del nuevo Cine Teatro Albardón, en el mismo lugar en donde estaba el viejo Cine Aconcagua.

Bonanno y Vargas

Julio Bonanno estuvo siempre ligado a los cines. Muy joven llegó a ser administrador del Cine San Juan. Él fue quien vio el negocio grande que eran los cines y entusiasmó a su suegro, Rafael Hidalgo Muñoz, y al hermano de éste, Juan, para construir un gran cine en Concepción, el Opera, frente a la plaza.

Julio se asoció en 1962 con Carlos Vargas, yerno de Juan Hidalgo Muñoz.

El Opera fue sin duda el mejor cine fuera de las cuatro avenidas. Tenía una capacidad de 800 personas y todos los adelantos de la época. En los tiempos de esplendor funcionaba todos los días y llegó a dar cuatro funciones a sala llena los sábados.

Las sociedades que armaron Bonanno y Vargas llegaron a manejar el cine Plaza frente a la Plaza de Santa Lucía; el Roxi, en Desamparados; el Babilonia, en Trinidad; el Español, al aire libre, en calle O’Higgins y el Venecia.

Además, en Mendoza alquilaron el cine Roxi, el Premier y el Opera y construyeron el Cine América. Tenían también los cines Opera de San Luis y Villa Mercedes y un cine en San Rafael.

El Opera de Mendoza tenía una capacidad de 1.700 butacas y competía con el Cóndor y el Lavalle de Estornell y el Gran Rex, de Segundo Antún y Grossi.

Cuando otros empresarios fuertes se fueron retirando del negocio, Bonanno llegó a administrar tres de los cines céntricos de San Juan–el Grand Rex, el Renacimiento y el Estornell.

Llegó un día que el cine dejó de ser un negocio.

Un sábado a la noche con 50 entradas vendidas no cubría ya los costos.

Vargas y Bonanno separaron la empresa. Bonanno se quedó con los cines de Mendoza y los Vargas con el Opera de San Juan.

Pero ya era tarde.

Una a una se fueron cerrando las salas. Los que tuvieron suerte alquilaron las salas a iglesias evangélicas que podían pagar importantes sumas.

Los Migani

El apellido Migani también está unido a la historia de las salas cinematográficas en San Juan.

Era una familia oriunda de Río Cuarto que se radicó en San Juan y que tuvo 11 hijos.

Comenzaron muy modestamente y llegaron a manejar una decena de salas cinematográficas. Entre las más importantes podemos mencionara los cines de Concepción, el Libertador y el Lido, que manejaba Elmo Migani. El Jardín y el Paraíso eran administrados por Nando Migani.

El Splendid –verano e invierno— estaba a cargo de Miro Migani, quien además era el presidente de la asociación que nucleaba a los propietarios de salas.

Administraban también otros cines, como el Olimpo en Rawson y el Colón en Santa Lucía.

El frente del cine Aberastain. En la cartelera se aprecia que se exhibe “Los desalmados” y “Bambi” (Foto gentileza de Mauricio Barceló).

El cine de los Uñac

Pocito tuvo el Cine Aberastain, propiedad del bisabuelo del actual gobernador Sergio Uñac. El cine Aberastain tenía una sala con cómodas butacas y muy buena tecnología para la época. Junto a esta sala había un gran terreno donde la familia construyó una cancha de pelota a paleta, con medidas reglamentarias y tela para evitar que la pelotita saliera de sus límites. Esta cancha, donde se disputaron importantes torneos nacionales, en verano se transformaba en cine, con sillas en lugar de butacas.