«Intolerancia Cero»

Y un día se preguntan el motivo por el que la gente votó de tal modo o aún más por la o las causas por las que, al parecer, se ha votado sucesivamente de manera contradictoria según sus análisis políticos de laboratorio.

Pero jamás se preguntan por el efecto que le causa a «la gente» que un día se traten de ratas y al otro se pidan un estudio psiquiátrico, que un día prometan acabar con los corruptos de un sector y al otro día sean sus candidatos, que un día se acusen de poner bombas en jardines de infantes y acto seguida acuerden encomendarse el Ministerio de Seguridad, todos ejemplos tirados al pasar de los miles que hay.

Y después parecería infundado que la gente crea que los políticos no trabajan o que son privilegiados, que Jueces y Fiscales son «tocables» por cuanto imputado exista, que los periodistas  son mercenarios de quien les pasa un sobre, que los maestros son personas que se levantan pensando  como agredir o desaprobar a  sus  alumnos,  y así muchos más.

Y después se pretende sorpresa al verificar una sociedad cada vez  más violenta e intolerante, cuestión comprobable no solo en las calles sino hasta en los comentarios a las notas periodísticas.
Hay que decirlo hasta el cansancio que quienes crean que pueden hacer un pozo negro y salir de ello  con “perfume francés” están tremendamente equivocados ya que irremediablemente caerán en él.

Quede claro se puede disentir, ser vehementes, denunciar, todo sin necesidad de ser groseros, insultar ni proponerse aniquilar al otro, la gente, no se tenga duda alguna, lo aprecia y valora más.

Nadie pide la “paz del cementerio”, la vehemencia en defender ideas, posturas, es necesaria; el oponerse a alguna medida es justificable, pero nada de eso justifica romper el sistema, o más moderadamente dicho, no fortalecerlo.