Inteligente y práctico

Un personaje que, desde siempre, dio vueltas por mi cabeza fue Aladino.

El, su lámpara maravillosa y la historia que desde chicos nos contaron sobre los dos- La lámpara y él. Se nos dijo que, si se nos aparecía, nos diría que pidiéramos tres deseos y que él nos los concedería. 

A lo largo de los años, cuando me brotaba de nuevo el tema, preguntaba a quién se pusiera a tiro, qué le pediría a Aladino si se lo encontrara. Muchas fueron casi las mismas para todos.  El dinero y sus lujos, la felicidad y el amor eterno, pero sobre todos, la salud. En especial cuando se es mayor, porque, obviamente los más pequeños siempre prefieren lo inmediato, como corresponde. 

Viajes de ensueño por el mundo, novias preciosas o galanes apuestos, casas, autos y cuanto se le ocurre a los humanos.   

Con el tiempo, los gustos y las apetencias fueron cambiando conforme a las modas, las técnicas y las posibilidades.  Hoy nadie pide un fonógrafo ni antes nadie pedía una compu.       

Una constante, aparte de la salud, fue y es, el dinero, de la forma y cantidad que se pueda imaginar.   Algún pavote perdía la oportunidad pidiendo minucias y mostrando su poco talento.

Así pasé por lo mismo muchas veces, cuando tenía tiempo y ganas de preguntar. Como todo en la vida, todo tiene un final. En este caso fue cuando alguien, muy inteligente y práctico, me contestó «…le pediría que todos los días de mi vida me concediera un deseo «.

Entendí que, a preguntas insólitas, a veces, le corresponden respuestas inteligentes.