• 19/08/2023

Alegraba el aire

Alegraba el aire

POR GUSTAVO RUCKSCHLOSS

Un hombre, al que no pude ver bien, desde una bicicleta decía algo. Cuando me di vuelta para verlo, vi que  iba en una simple y fea bicicleta.

No  pude oír bien lo que canturreaba, salvo algo como «…voy por la vida sin prisa y a veces sin pausa procurando no hacer ruido…». 

No tengo idea de  quién era ni qué hacía; pero me gustó oír cantar a alguien por la calle, sin vergüenza, porque quería. Alegraba el aire  y no molestaba a nadie. No era para que le vieran su súper bicicleta importada de moda, tampoco para vender algo.  Ni siquiera para mostrarse él. 

Cantaba porque se le daba la gana. En cuanto a lo que decía, no sé si sería cierto o no; pero suena bien que alguien ande por la vida sin apuros ni ansiedades como nos pasa a casi todos.

Más todavía, me gustó eso de no hacer ruido. Porque ahora todo debe hacer sonido, más que nada debe, debe hacer ruido. Cuanto ingenio electrónico existe debe tener lucecitas y hacer varios ruidos que, se supone uno debe saber identificar y tal vez, entretenerse con ellos. 

Lástima que muchos de ellos sean inoportunos y no siempre bienvenidos. Pero, sobre todo, las personas parece que están obligadas a hablar y hacer gestos y ademanes como latinos que somos. Pero hablar a los gritos. 

Sumarles a los niños pequeños que desde chicos  gritan, sobre todo pidiendo. Hasta los adolescentes que en manadas por las veredas, van gritando y empujándose entre sí.

El silencio de los cementerios es el otro extremo, y no me gusta para nada. Pero, mientras se pueda, deberíamos ser moderados en nuestras expresiones, las que sean. Salvo las de afecto con nuestros seres queridos.  Esas sí que debemos tenerlas siempre prontas y amables.