• 10/12/2022

Al margen

Al margen

Por Gustavo Ruckschloss

Todo en la vida es más útil y seguro si se toman márgenes. Esto es válido en todo orden y, especialmente en el accionar cotidiano.

Se corren menos riesgos se consiguen resultados más eficientes. Hacen la vida más previsible y en el trabajo se producen menos contratiempos. Se achican los imprevistos y hay menos gastos y tropiezos. Ayudan a la limpieza y a la higiene. No requieren cambiarle pilas ni pagar cuotas, no hacen ruido ni hablan pero facilitan todo. Ahorran espacio y te hacen el día más llevadero.
Precisamente, por todo eso, hacen que la vida sea menos emocionante. No se pueden esperar sorpresas, ni ilusionarse con otro desenlace porque de antemano ya está previsto por algún margen.  
Hasta hay menos ilusiones, que son esas ideas difusas que a veces se nos pasan por la cabeza.

Los márgenes matan la esperanza de alguna sorpresa y, casi convierten todo en mecánico, en rutina. Dejan los acontecimientos bastante insulsos, sin la pimenta que la vida pone en lo cotidiano.
Casi convierten cualquier quehacer en aburrido. Hasta el romanticismo se frena por vivir todo con tantos márgenes y previsibilidad. Destruye o achica sorpresas que, muchas veces nos alegran o nos matizan un momento.

Son necesarias para las complejidades técnicas pero son muy aburridas para un poema. Son casi, lo contrario de la inspiración.