• 16/12/2023

Mercaderes del dolor ajeno

Mercaderes del dolor ajeno

POR EDUARDO QUATTROPANI

Soy consciente de que lo adecuado es ignorarlos, o que, por lo menos, es lo que se acostumbra a hacer siguiendo conceptos tales como que «todo pasa» o que «no hay que amplificar la estupidez ajena.

Pero esa consciencia no desnaturaliza mi modo de ser, ni mis más íntimas convicciones, menos aún mi intolerancia a la injusticia, menos aún cuando provienen de una especie de mercaderes del templo, de quienes son, muchas veces, «patrocinados» por los propios responsables de las omisiones por las que dicen protestar.

Mi intolerancia se agiganta cuando la mercadería que venden tan descaradamente es, por ejemplo, el dolor de mujeres sometidas al flagelo de la violencia y, peor aún, quieren destruir o desprestigiar el organismo que ha significado un gigantesco adelanto en el tratamiento del tema.

Son esos personajes, esos traficantes del dolor, los que le llaman “burocracia” a los médicos, enfermeras, psicólogos, asistentes sociales, fiscales y ayudantes fiscales, policías y demás, que 24/7 contienen, protegen y dan efectiva respuesta a las víctimas.

Son esos mercaderes los que marchan tratando de pintar las paredes del CAVIG y piden renuncias por reclamos que jamás individualizan, porque, en verdad, los inventan o son responsabilidad de quienes los manejan políticamente.

Sólo avisarles que no somos de escondernos, que tenemos trabajo y resultados que exhibir; que, por lo tanto, si lo que pretenden es «matonearnos», condicionarnos o manejar lo que para ellos es «el negocio del dolor ajeno», no hay problema alguno, cuando tomen asistencia vamos a decir ¡presente!

Ahhh… es que en el caso «trabajo mata lengua.»