• 02/09/2023

Rencor

Rencor

POR JUAN CARLOS BATALLER PLANA

Si se puede definir con una palabra los 40 años del retorno de la democracia en Argentina, desde mi humilde opinión, lo que mejor nos define a los argentinos en materia política es el rencor.

En un país con características únicas, verdaderos privilegiados de lo que la naturaleza nos dio, estamos condenados a tropezar una y otra vez con la misma piedra. Y lo peor, tras caernos mil veces, le echamos la culpa a la piedra por no correrse.

Pasaron cuatro décadas desde los discursos de Raúl Ricardo Alfonsín, que terminaban con el recitado del preámbulo de nuestra Constitución Nacional. Eran épocas de esperanza y convencimientos genuinos de estar haciendo un gran país. Crisis recurrentes, desnaturalización del concepto de lo que significa ser un funcionario público, apropiación del Estado de quienes detentaban el poder y los propios cambios de la sociedad, cambiaron esa mirada.

Y toda esa degradación de lo público que repercutió en lo privado, fue la materia prima para que se alimentara ese rencor que hizo mella en el ánimo social. Desde hace años, se vota más “en contra de” que a favor.

Pasó en 1999. Fernando De la Rúa pudo dar esa imagen de honestidad que contrastaba con las denuncias contra el entonces presidente Carlos Menem.  El abogado radical era el Jefe de la Ciudad de Buenos Aires y su gestión estaba en las antípodas del caudillo riojano. Luchar contra la corrupción fue la premisa y se votó más para echar a Menem que para elegir a De la Rúa. En 2003, el más votado –de vuelta Menem- era el que más gente en contra tuvo y Néstor Kirchner terminó ganando gracias a los que les espantaba que volviera el expresidente y por ser un sobreviviente del “que se vayan todos”.

En los dos casos se votó en contra del que nucleaba la bronca popular.

En 2015, de nuevo aparece la bronca. Esta vez ya no competía Menem pero quien era el objeto del rencor de parte importante de la sociedad era el kirchnerismo. Y otra vez un Jefe de la Ciudad de Buenos Aires pudo capitalizar parte de esa bronca y terminó ganando Mauricio Macri. Cuatro años después, la bronca era contra él. Principalmente de una clase media que lo había apoyado y se sentía defraudada porque no se habían hecho los cambios que tanto se prometían. Y se lo castigó eligiendo a un hombre de traje gris, que a su vez había sido “el elegido” por la expresidenta Cristina Fernández, que pudo leer por donde pasaba la bronca popular.

Cuarenta años después de la lectura del Preámbulo de Alfonsín, se llegó al extremo. Hay un porcentaje muy grande del electorado que sumó rencores, ya no contra una persona. Esta vez el rencor es mayor, es contra los políticos. Y de nuevo surgió la persona indicada para capitalizar ese rencor. Javier Milei representa quien asegura terminar con la casta política. Y no son pocos los que le tienen bronca a todos.

Quizás alguna vez los argentinos podrán volver a votar a favor de algún proyecto. Que el rencor no sea quien defina a quien gobierna.

Ojalá…