- 05/05/2024
La puerta del infierno
Desde hace varias décadas arde el gas metano que fluye de un cráter de 70 metros de diámetro en el desierto de Turkmenistán
Hoy es un atractivo en medio de la nada. Hay una fosa de 70 metros de ancho y 30 de profundidad en el centro norte de Turkmenistán. Su nombre oficial es el cráter Darvaza pero todos lo llaman La puerta del infierno.
Y surgió por un error de cálculo del hombre…
Es tan impresionante ver ese cráter ardiendo con temperaturas que van de 400 a 1000 grados, que pasó a ser un atractivo turístico en una zona remota del desierto de Karakum.
Turkmenistán, con enormes reservas de petróleo y gas, alberga innumerables zonas industriales donde el metano se filtra en la atmósfera. Apagar las llamas no es una tarea trivial.
En el interior del cráter la temperatura asciende de los 400° centígrados hasta los 1000°, según el punto en que se ubique. En 2023, el canadiense Kourounis descendió y fotografió [con la debida protección] el interior de este agujero. En conjunto con una expedición de National Geographic, su objetivo fue el de tomar muestras de tierra para analizarlas y conocer si existen formas de vida resistentes al calor.
Por su parte, el compañero de Kourounis, el microbiólogo Stefan Green, describió cómo es la profundidad de esta cavidad: “El brillo anaranjado de las llamas hace que el suelo sea completamente anaranjado y las paredes del cráter se vean anaranjadas. Realmente me recuerda a estar en un lugar como Marte, donde tenés ese suelo naranja o rojo. Simplemente tiene otra sensación terrenal”.
¿Cómo surgió el cráter Darvaza?
El cráter Darvaza, también llamado «Luz de Karakum» en turcomano, se asienta sobre la cuenca de Amu-Darya, una formación geológica repleta de una cantidad insondable de petróleo y gas natural, en la que predomina el metano. Gran parte de ese metano se escapa a través de la corteza terrestre; si se inflama, arderá hasta que se elimine el combustible, la fuente de calor o el aire rico en oxígeno.
Normalmente, el metano de esta región es aprovechado por la industria petrolera o se escapa, a menudo inadvertido, por encima del suelo o bajo el agua. El hecho de que el cráter de Darvaza lleve décadas ardiendo sin vigilancia es peculiar, y es casi seguro que comenzara como un accidente industrial de la época de la Guerra Fría.
En algún momento entre las décadas de 1960 y 1980, ingenieros soviéticos (posiblemente buscadores de petróleo) estaban perforando en la zona cuando la tierra se desmoronó bajo ellos, abriendo una herida geológica que desataría una vorágine de metano.
Tal vez los ingenieros encendieron el gas metano con la esperanza de que se consumiera rápidamente. Tal vez alguien tiró un cigarrillo y provocó el incendio accidentalmente. Sea como fuere, se encendió una pira aparentemente inquebrantable que emite una serie de contaminantes nocivos, pero como el pueblo más cercano fue arrasado en 2004, no hay lugareños a los que les moleste.
Una vista del llameante cráter Darvaza. En 2013, el explorador de National Geographic George Kourounis entró en el cráter para recoger muestras científicas; consiguió permanecer 17 minutos.
El cráter de Darvaza también tiene un extraño estatus mítico dentro de Turkmenistán gracias a su antiguo gobernante,. «Hubo un tiempo en que la gente pensaba que había muerto», recuerda Kourounis. «Y él demostró que seguía vivo llevando un coche de rally a Darvaza y haciendo derrapes a su alrededor».
Pero en enero de 2022, poco antes de dimitir y ceder el poder a su hijo, el ex primer ministro Gurbanguly Berdimuhamedow decidió apagar el fuego de la Puerta del Infierno y darle un uso práctico al metano que emite.
Esta idea tiene cierto mérito. El metano es un gas de efecto invernadero extremadamente potente; a diferencia del dióxido de carbono, que persiste durante siglos, desaparece de la atmósfera terrestre en unos pocos años, pero el metano también atrapa considerablemente más calor, lo que suscita preocupación por su capacidad para provocar breves y bruscas sacudidas en el clima.
Turkmenistán es uno de los emisores de metano más prolíficos del mundo. Este dudoso honor se remonta a la época soviética, cuando las implacables e imprudentes prácticas de extracción de combustibles fósiles crearon multitud de pozos, tuberías y otros emplazamientos industriales con fugas, incluido el cráter de Darvaza. Estos problemas se heredaron y quedaron sin resolver cuando el país obtuvo su independencia en 1991, y muchos de sus pozos, tanto en uso como abandonados, siguen teniendo fugas hoy en día.
«Allí reina el caos», afirma Euan Nisbet, climatólogo del Royal Holloway de la Universidad de Londres. Pero en comparación con las numerosas fugas de metano de Turkmenistán, la de Darvaza es esencialmente insignificante.
«Es malo que tengan una fuga de metano«, dice Rein; «pero es bueno que se esté quemando». Los incendios convierten la mayor parte de ese metano en dióxido de carbono y vapor de agua: gases de efecto invernadero, sí, pero mucho menos potentes. En su forma actual, el cráter Darvaza no es realmente una fuente de metano.
El camión da una idea del tamaño del crater de Darvaza, en el remoto desierto de Karakum. Los intentos de extinguir las llamas serían probablemente bastante peligrosos, caros y posiblemente infructuosos.
¿Se puede cerrar la Puerta del Infierno?
Para acabar con el cráter de Darvaza hacen falta dos cosas: apagar los fuegos e impedir que el gas se filtre fuera de la tierra.
El primer paso es bastante más fácil que el segundo: se podría, por ejemplo, rociar cemento de secado rápido en el cráter, eliminando el aire rico en oxígeno que alimenta los incendios. Pero el geocientífico Ireland no se atrevería a decir «basta con taparlo», ya que el metano encontraría otras vías para llegar a la superficie, añadiendo otra fuga de metano al lamentable recuento del país.
Eso significa que la única manera de sofocar adecuadamente la Puerta del Infierno es sofocando la fuga en su fuente de metano. «No creo que nadie tenga una buena idea de cómo hacerlo», dice Kourounis.
La clave está en saber qué hay bajo el cráter Darvaza, dice Rein, que sugiere recurrir a expertos de la industria petrolera para localizar la fisura subterránea que emite el gas.
A continuación, se podría bombear hormigón en la ruptura a través de tuberías subterráneas. «Con la tecnología del petróleo y el gas, es posible taponar el conducto si saben cuál es», dice Rein. Sin embargo, si no hacen este trabajo de exploración, «hay cero esperanzas de que hagan algo útil», concluye Rein, y añade que, si la prospección no se hace con el máximo cuidado, una chispa o un accidente de perforación podrían desencadenar una explosión letal.
Mark Tingay, experto en geomecánica del petróleo de la Universidad de Adelaida (Australia), no está seguro de cómo se sellaría una ruptura subterránea como ésta aunque los ingenieros pudieran localizarla. «En realidad, no hay forma de perforar y bloquearla», afirma. Las fugas industriales pueden ser complejas de solucionar, señala Tingay, pero las geológicas son bastante más caóticas y están llenas de incertidumbre.
Los expertos parecen estar de acuerdo: cualquier intento de cerrar la Puerta del Infierno sería muy problemático, bastante peligroso, caro y posiblemente infructuoso. Teniendo todo eso en cuenta, quizá la mejor opción sea no hacer nada en absoluto.
«He recomendado oficialmente al Gobierno de Turkmenistán que deje que arda», afirma Kourounis.
No todos piensan igual.
El escape de gas hacia la atmósfera puede tornarse contaminante, por lo que el poder Ejecutivo consideró proteger la salud de los habitantes que residen en los pueblos aledaños. En segundo lugar, Turkmenistán es un país que depende de la explotación de combustibles fósiles, por lo que dicha fuga podría generar una pérdida enorme de metano que queda suspendido simplemente en la atmósfera. Incluso, amenazaría el vaciamiento de sus propias reservas.
Fuentes: National Geographic – Diario la Nación