La tolerancia como valor

Quede claro, no me voy a introducir en un campo que, como Fiscal  General, me está lógicamente vedado, sino que, de un modo general y objetivo, voy a poner de resalto algunas conclusiones  positivas de los procesos electorales, a saber:

Debemos sentirnos bendecidos de vivir en San Juan, donde la dirigencia desarrolla su actividad en un marco de respeto, tolerancia e institucionalidad, constituyendo ello una virtud  que sólo se valora cuando no se tiene.

Se han elegido autoridades provinciales y nacionales en procesos en los que no se ha puesto en duda los resultados, es decir, nadie ha puesto en duda el respeto por la voluntad popular.

Los sanjuaninos nos damos el gusto, por así decirlo, de ver sentados uno al lado del otro, a dirigentes de diferentes signos políticos, empresarios y sindicalistas, miembros de distintas religiones, miembros de los tres poderes del Estado, hermoso  paisaje.

Todo eso es un capital que hay que cuidar, partiendo desde las pequeñas cosas, lo que no debe entenderse, en lo más mínimo, como la claudicación de ideales ni principios.

El pasado lunes veía en La Ventana a viejos militantes contar complementariamente sus anécdotas y vivencias en estos 40 años de democracia; en verdad, me gustó verlos ya encanecidos, valorando  el sistema.

Claramente, la prensa local colabora grandemente en que ello sea así, pues a diferencia de otras, exterioriza valores y equilibrios.