• 07/04/2024

El amor y el sexo en el antiguo Egipto

El amor y el sexo en el antiguo Egipto

Matrimonios a prueba, orgías, separaciones y otras curiosas prácticas

¿Cuántas cosas cambiaron en mil años? ¿Y en 2 mil? ¿Y en 3 mil años, cuando no existía casi nada de los adelantos del mundo moderno?

Bien, los antiguos egipcios –aunque usted no lo crea-  se parecían mucho a nosotros. Pero, al parecer, eran más liberales en sus costumbres.

Un artículo de la BBC de Londres explica que en algunos sentidos fueron más “modernos” que nosotros”. Eso es lo que puede concluirse al analizar las costumbres sexuales y de pareja de esta civilización que nació más de 3.000 años antes de Cristo.

En el sitio de la BBC «History extra«, la arqueóloga británica y experta en el antiguo Egipto Charlotte Booth explica que mientras en muchas partes del mundo hoy el sexo sigue siendo un tema tabú, para los antiguos egipcios era una parte natural de la vida «a la par de comer y dormir».

La lengua egipcia, de hecho, tenía muchas palabras para describir el acto sexual. La más común era «nk».

Y la poesía de esa época estaba llena de referencias sexuales, indica Booth.

La arqueóloga británica y experta en el antiguo Egipto
Charlotte Booth

Según el periodista del diario español ABC y experto en historia, César Cervera, parte del motivo por el cual la sexualidad era «algo muy familiar» para los antiguos egipcios era que «la benévola climatología del país obligaba a que la ropa fuera ligera y a veces fueran directamente desnudos«.

Cervera señala que son ciertos los mitos de que realizaban orgías, pero aclara que estas tenían un trasfondo religioso: las prácticas de sexo en grupo eran ceremonias relacionadas con los ritos de la fertilidad.

César Cervera, periodista y experto en Historia

El Nilo “de semen”

Otra ceremonia llamativa de los egipcios antiguos tenía que ver con el «valor sagrado del semen«.

«Los egipcios creían que el dios Atum («El que existe por sí mismo») se formó de la nada, tras lo cual se masturbó y de su semen nacieron los dioses que le ayudarían a crear y gobernar el universo», explica Cervera en un artículo en ABC.

«Por eso los egipcios consideraban el flujo del Nilo como parte de la eyaculación de Atum y también apreciaban que el faraón tuviera que contribuir a mantener vivo el río».

«El faraón de turno encabezaba cada año una ceremonia en conmemoración al acto del dios que consistía en dirigirse a la orilla del Nilo a masturbarse, cuidando que el semen cayera dentro del río y no en la orilla», describe el especialista.

«Posteriormente, el resto de los asistentes a la celebración hacía lo propio».

Era costumbre de los faraones egipcios participar anualmente en una ceremonia religiosa en honor al dios Atum. Este ritual consistía en masturbarse a orillas del río Nilo, cuidando de que el semen cayera dentro de las aguas. Este acto emulaba al hecho por el dios.

 

Sin casamientos

Los antiguos egipcios también eran muy «modernos» en cuanto a los vínculos conyugales.

Por empezar, no había un contrato de matrimonio. Tampoco una ceremonia civil ni religiosa.

«La mujer simplemente se mudaba a casa de su marido», explica Booth.

«En algunas ocasiones era el hombre el que se mudaba a la vivienda de la mujer», aclara la experta.

Sin embargo, sí había un elemento más «conservador» en estos vínculos: aunque el sexo era considerado una parte normal de la vida diaria, era «preferible» que se diera dentro de un matrimonio, cuenta la egiptóloga.

Por eso era habitual que muchos se unieran a una edad joven.

Matrimonio «de prueba»

Una característica llamativa de estas uniones era que podían realizarse de manera temporal.

Los arqueólogos hallaron evidencias de documentos que describen los términos de acuerdos transitorios.

«Estarás en mi casa mientras estés conmigo como esposa desde hoy, el primer día del tercer mes de la temporada invernal del decimosexto año, hasta el primer día del cuarto mes de la temporada de inundación del decimoséptimo año», dice uno de estos textos.

Estos acuerdos eran conocidos como «un año de comer» y, en esencia, le permitían a la pareja experimentar un matrimonio.

Si la prueba no funcionaba, cada uno podía retomar su soltería.

Las causas más comunes de separación eran el adulterio o la falta de hijos.

Divorcios

Sin embargo, quienes estaban en un matrimonio más tradicional también podían ponerle fin alegando varias causas.

El proceso era sencillo para ambas partes. «El hombre podía decir: ‘Te echo’, o la mujer podía declarar: ‘Te dejo’, o cualquiera de los dos podía afirmar: ‘Me divorcio de ti'», describe Booth.

Las causas más comunes de separación eran el adulterio o la falta de hijos y «estar divorciado no era un estigma social», revela la experta.

Tampoco impedía que las partes volvieran a contraer matrimonio.

No obstante, dado que el principal objetivo del matrimonio era reproductivo, «si una mujer se divorciaba cuando tenía más de 30 años, era improbable que se volviera a casar», señala Booth, ya que se la consideraba demasiado mayor para tener hijos.

Irónicamente, este prejuicio es quizás una de las pocas cosas que aún tenemos en común con los antiguos egipcios, ya que hoy una mujer mayor sin hijos enfrenta discriminación en algunas sociedades.

Las imágenes artísticas que apuntan al coito pero que no lo muestran explícitamente dan la impresión de que el sexo no fuese siempre una cuestión privada.

El sexo no tenía carácter íntimo

Charlotte Booth, autora de ‘Las voces perdidas del Nilo’, un retrato de la vida cotidiana del Antiguo Egipto, dice que “es muy probable que en la mayor parte de familias el sexo no tuviese un carácter íntimo; no, al menos, tal y como lo entendemos ahora. “Las imágenes artísticas que apuntan al coito pero que no lo muestran explícitamente dan la impresión de que el sexo no fuese siempre una cuestión privada, ya que siempre había sirvientes o niños en los alrededores, incluso en la cama”, recuerda la escritora. Las casas de pueblos como Amarna o El Lahun eran tan pequeñas que era difícil pensar que se pudiese disfrutar de ninguna clase de privacidad.

No le daban importancia a la virginidad

Entre las curiosidades de la vida amatoria de los egipcios que nos pueden chocar desde nuestra perspectiva moderna (y occidental) se encuentra, por ejemplo, la poca importancia que daban a la virginidad, tremendamente ligada al honor en nuestra sociedad. También, la peculiar manera en la que evitaban los embarazos en una especie de anticonceptivos ‘vintage’: los egipcios emplearon desde el siglo XVI a.C. la resina de la acacia por sus cualidades espermicidas, pero también utilizababn la fruta del árbol junto a miel y dátiles. Desde luego, nunca la anticoncepción fue más sabrosa.

El posible primer beso entre dos hombres documentado de la Historia adorna la pared de una mastaba en el yacimiento arqueológico de Saqqara. Lo protagonizan Niankhkhnum y Khnumhotep, dos jóvenes enterrados en la construcción hace 4.000 años y que en vida se encargaron de la manicura de Unas, el último faraón de la quinta dinastía egipcia.

La prostitución no era ilegal

En el Antiguo Egipto la prostitución no sólo no era ilegal, sino que las meretrices eran incluso consideradas sagradas. Las familias a menudo solían regalar a sus hijas más bellas a los sacerdotes de su templo. Tan pronto como crecían para el gusto de los sacerdotes, se les ordenaba que dejaran el templo. Muchas de ellas practicaron la prostitución, hasta que contrajeron matrimonio.

Sexo en grupo y felatrices

Según el historiador Heródoto, se practicaba sexo en grupo y describió una orgía celebrada en nombre de la diosa Sejmet en la ciudad de Bubastis. En el antiguo Egipto existían unas mujeres conocidas como felatrices, especialistas en sexo oral, que se distinguían por llevar los labios pintados en intenso color rojo.

No eran consideradas (o no siempre) prostitutas. El aspecto las diferenciaba del resto, por lo que todos los ciudadanos podían identificarlas rápidamente, especialmente por el color de sus labios.

Una bailarina acrobática en una elegante pose en una ostraca, fragmentos que los artistas usaban para hacer bocetos o grafitis. Egipto, la XVIII dinastía del Antiguo Egipto, c 1280 a.C.