• 15/04/2023

La obesidad, un problema mundial: mitos y soluciones

La obesidad, un problema mundial: mitos y soluciones

Más de la mitad de la población mundial podría padecer obesidad en 2035. Son más de 4.000 millones de personas, según el Atlas Mundial de la Obesidad 2023.

La obesidad, también conocida como adiposidad, es una enfermedad compleja que puede aparecer a cualquier edad. Afecta tanto a adultos como a niños. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como «acumulación anormal o excesiva de grasa que constituye un riesgo para la salud». Se trata de una forma grave de obesidad.
En 2016, 1.900 millones de adultos en todo el mundo tenían sobrepeso. Esto equivale al 39%. 650 millones de personas en todo el mundo fueron diagnosticadas con obesidad, lo que representa el 13% de la población mundial.

La obesidad no es una cuestión de falta de autocontrol
Contrariamente a una creencia aún muy extendida, la obesidad no es el resultado de una falta de fuerza de voluntad. «Sabemos que el apetito y la saciedad se heredan, y que hasta el 70% del peso corporal es genético. Hay muchas razones para tratar la obesidad como una enfermedad crónica», explica a The Lancet, John Wass, catedrático de endocrinología de la Universidad de Oxford.
Los factores responsables de la obesidad se dividen en dos categorías. Una es la predisposición biológica y genética de la persona. La otra son los factores externos, como el entorno y las condiciones sociales. Entre ellos están los ingresos o el acceso a una buena atención sanitaria.

John Wass, catedrático de endocrinología de la Universidad de Oxford

Qué consecuencias tiene la obesidad para nuestro organismo
El exceso de grasa y un peso corporal extremadamente elevado provocan diversos síntomas graves: los pacientes suelen tener grandes problemas para realizar actividades físicas. A menudo aparecen dolores en distintas regiones del cuerpo o aparece la artrosis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones. Además, la obesidad puede provocar problemas respiratorios, sobre todo por la noche, lo que se denomina apnea del sueño.
La obesidad puede causar diabetes de tipo 2, aumentar la tensión arterial, los niveles de colesterol y de azúcar en sangre. Al depositarse más grasa en las arterias, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio. La obesidad también está relacionada con ciertos tipos de cáncer.

La OMS recomienda unos 20 minutos de ejercicio diario.

Qué podemos hacer contra la obesidad
Para cada individuo, la mejor manera de prevenir esta enfermedad es seguir una dieta equilibrada. Esto significa comer menos grasa y azúcar y más fruta, verdura, cereales y frutos secos. También es importante mantenerse o volverse activo. La OMS recomienda unos 20 minutos de ejercicio diario.
Dado que la obesidad es una enfermedad crónica, los médicos deben establecer un plan de tratamiento a largo plazo que incluya cambios en el estilo de vida, como modificar los hábitos alimentarios, pasar a una dieta más equilibrada y cambiar otros hábitos, como hacer suficiente ejercicio. Además, son importantes los seguimientos periódicos.

Cuando nada ayuda
Si la dieta y el ejercicio no ayudan, hay algunos medicamentos aprobados en EE.UU. para tratar la obesidad que pueden utilizarse además de la dieta y el ejercicio. Pero pueden tener efectos secundarios. Uno de los fármacos más recientes es la semaglutida. Reduce el apetito imitando la hormona GLP-1 que nuestro cuerpo libera después de comer.
Para las personas con obesidad grave, normalmente con un índice de masa corporal superior a 40, la cirugía bariátrica o de reducción de peso, como el bypass gástrico, puede ser un tratamiento eficaz. Como cada caso es diferente y la obesidad en particular depende de muchos factores individuales, las ventajas, riesgos y efectos del procedimiento respectivo deben discutirse con un médico. La obesidad exógena es producto de un régimen alimenticio deficiente o desordenado.

Un combate que es muy complejo

El combate contra la obesidad es complejo y carece de soluciones rápidas, mucho menos en los países cuya dieta promedio abusa del consumo de lípidos y carbohidratos, sobre todo los provenientes del azúcar procesada.

Tipos de obesidad
Comúnmente se distinguen dos tipos de obesidad, de acuerdo a sus orígenes:

►Obesidad exógena. Aquella que es producto de un régimen alimenticio deficiente o desordenado, combinado con escasa acción física que permita quemar el exceso de calorías.

►Obesidad endógena. Aquella que se debe a desórdenes metabólicos de origen genético, como deficiencias hormonales o pancreáticas, a su vez debida a otros tipos de enfermedad.

Síntomas de la obesidad
La Organización Mundial para la Salud ha establecido ciertos límites para definir a partir de cuándo la simple gordura deviene en obesidad o gordura mórbida. Para ello se emplea el índice de masa corporal (IMC), que es el cociente al cuadrado entre el peso y la talla de un ser humano adulto.
Cuando dicho índice sea igual o superior a los 30 Kg/m2, o cuando el perímetro abdominal (en donde suele depositarse mayormente el exceso lipídico) supere los 102 cm en los hombres y 88 cm en mujeres, estaremos enfrentando un caso de obesidad.

Causas de la obesidad
La obesidad responde generalmente a causas de tipo metabólico, como deficiencias hormonales (especialmente en la tiroides y en las gónadas) que impiden la quema de las grasas por más ejercicio y dieta que se haga, o deficiencias insulínicas y vinculadas con el metabolismo de los azúcares.
Si bien una dieta desordenada y rica en lípidos y azúcares puede engordar a una persona, incluso a límites de ser considerada obesa, lo más probable es que la obesidad no sea causada por trastornos alimenticios, tanto como por factores genéticos.
Muchas personas obesas se ejercitan con regularidad y controlan obsesivamente su dieta, sin por ello lograr revertir o “curarse” de su gordura.

Consecuencias de la obesidad
La obesidad tiene una serie de consecuencias negativas en la salud física y psicológica, como son:

Pre-diabetes. La obesidad conduce en su mayoría de casos al descontrol de la glicemia y del metabolismo de los carbohidratos, lo cual suele degenerar en diabetes mellitus, poniendo seriamente en riesgo la salud.

Riesgos cardiovasculares. Un corazón debilitado por el peso de la grasa, frente a sangre muy densa (rica en colesteroles) y obligado a trabajar excesivamente es una combinación letal, que conduce a infartos, problemas isquémicos (ACV, arteriosclerosis) y otras cardiopatías.

Problemas de autoimagen. Los pacientes obesos suelen tener problemas de socialización o problemas de autoaceptación debido a la brutal presión que nuestras sociedades ejerce sobre el físico y los cánones de belleza, lo cual muchas veces dispara conductas obsesivas alimenticias y contribuye a empeorar el cuadro.
Otros problemas derivados. Los obesos suelen sufrir de apnea del sueño, osteoartritis, tendencia a ciertas formas de cáncer, así como a enfermedades cutáneas y gastrointestinales.