• 15/04/2023

Interminable

Interminable

POR GUSTAVO RUCKSCHLOSS

Leía en un prospecto de un remedio lo siguiente: «…debe aplicarse a lo largo de 48 semanas…»

Están locos. No tienen idea de cómo funcionan los humanos.    

De la perseverancia imposible, del cansancio y de los olvidos. De apuros y fiacas, de cuánto corroe la rutina y embola la insistencia. Los que escribieron eso, son personas que no entienden de personas.   

Se creen que tenemos una vida sintética, que respiramos por internet o cosas así.

¿Qué cosa en la vida podemos sostener por 48 semanas?   Nada. Por más que juremos amor eterno. 

Prueba de ello son los regímenes para adelgazar, la asistencia al gimnasio, el estudiar todas las clases, pagar los impuestos al día, no atrasarse con la tarjeta o dejar tal o cuál vicio que nos tiene mal.

Todos los seres somos diferentes y hay circunstancias infinitas y estados de ánimo, de bolsillo o de ganas que varían a lo largo del tiempo. Pretender, entonces, que algo perdure invariable durante 48 semanas, es ilusorio. Solo un ignorante de la vida puede pretender algo así.

Para tener una idea cabal de lo que digo, hay que tener en cuenta que con las tres cuartas partes de ese tiempo, es decir 36 semanas, se fabrica una persona.

Sí, un embarazo debe ser, aparte de hermoso, un período muy, muy entretenido en el que ocurren infinidad de cosas. Imaginemos, entonces, todo lo que puede ocurrir en ese pretendido tratamiento.

Una cosa es lo que se quiere conseguir y otra las posibilidades humanas. Por ejemplo, lo mismo dicho como cuatro tiempos de 12 semanas, suena como más posible de concretar. Tal vez los recreos sirvan para diluir la rutina y engañar al ánimo… me parece.