• 24/06/2023

Economía con “E” de esperanza

Economía con “E” de esperanza

POR MARCELO DELGADO

La economía es una ciencia social y esta característica la hace imprevisible, misteriosa y apasionante. La conducta de los agentes económicos – las personas, se influencia por factores intelectuales, emocionales, historia, entorno, entre  otros y esa mezcla, hace más compleja su interpretación, y comprensión.

Otra característica es que la expectativa tiene un peso muy grande en las decisiones. Es decir, nuestras creencias de cómo son y serán a futuro las cosas, tiene más fuerza que toda la teoría económica. Por ello la influencia que tiene la política es significativa a la hora de actuar a futuro. Cuando hablamos de política no es sólo la partidaria, sino la empresarial, gremial, social en general. También los medios de comunicación tienen una gran influencia, y desde hace tiempo, también los influyentes en redes.

La esperanza, en un sentido estrictamente humano, es una predisposición espiritual que necesita por ejemplo, los emprendedores, que dedican tiempo, esfuerzo, dinero; para llevar adelante su empresa. El impulso va acompañado de la confianza, en que las cosas saldrán bien, que el cliente estará dispuesto a pagar por nuestros productos y servicios que los inversores y prestamistas, nos van a financiar que podremos recuperar el capital invertido, para luego crecer.

Confianza también necesita el consumidor. A la hora de adquirir un vehículo a crédito, emprender un viaje de placer o comprarse esa campera que siempre quise exige saber, que podremos abonar las cuotas, que esa decisión no postergará otras más básicas o que finalmente tendremos que devolver el producto, por no poder abonarlo. Por ello, cuando el consumidor pierde la esperanza se limita sólo, a las necesidades básicas y posterga otros consumos para un momento de mejor fortuna o mayores seguridades.

Por ello, empresarios, inversores, financiadores, consumidores, entre otros agentes económicos, deciden con datos pero también con expectativas, intuiciones y esperanzas. Una parte del impulso es intelectual y otra buena parte es emocional.

Sin embargo, el factor emocional, no es 100% intuitivo. La confianza es un vínculo sagrado que se construye y mantiene en base a “la palabra”. En política económica y pública, las reglas estables y equilibradas son como el viejo apretón de manos que sella acuerdos. La esperanza, no se sostiene con promesas, o propuestas. Se amalgama con gestos, coherencia y consistencia. También la historia, fortalece o debilita los vínculos. Así, como el pastorcito mentiroso, cuando realmente llegó el lobo, nadie le creyó; las conductas del pasado hacen previsible el futuro.

Vivimos tiempos de campaña con promesas y compromisos; que aún no se transforman en esperanzas. Las únicas realidades son las historias recientes que avalan las posibilidades de transformar las propuestas en esperanzas. Una economía sin esperanza es como recorrer un camino sin destino. El futuro en economía es una variable dependiente, de la esperanza del presente.