• 24/02/2024

Glenda Jackson, la legendaria actriz inglesa que inspiró a Cortázar y enfrentó a la Thatcher

Glenda Jackson, la legendaria actriz inglesa que inspiró a Cortázar y enfrentó a la Thatcher

Como actriz ganó dos premios Oscar. Como diputada laborista en Reino Unido fue una critica de Margaret Thatcher y como mujer fue musa de uno de los cuentos de Julio Cortázar.

La actriz británica Glenda Jackson, que se convirtió en una estrella internacional en la década de 1970 murió el año pasado

Jackson recibió la estatuilla dorada por «Mujeres enamoradas» (1969) y «Un toque de distinción» (1973), además de ser nominada en otras dos ocasiones. También encarnó a la reina Isabel I en el aclamado drama de la BBC «Elizabeth R.».

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La política siempre fue importante para ella, hasta el punto de que dejó la actuación para unirse a la Cámara de los Comunes británica como diputada laborista en el norte de Londres de 1992 a 2015. Llegó incluso a ocupar el cargo de ministra subalterna de Transporte bajo el gobierno del Nuevo Laborismo de Tony Blair.

La actriz inspiró el cuento de Julio Cortázar «Queremos tanto a Glenda», sobre un grupo de cinéfilos fanáticos de la actriz Glenda Garson (basada en Jackson). El cuento dio nombre también al libro homónimo en el que se incluyó el relato, publicado en 1980.

Casualmente, ese mismo año Jackson participó en la película «Hopscotch», que se traduce por «Rayuela», algo que Cortázar consideró «una bonita jugada del azar».

Glenda cuando ganó el Oscar por su interpretación en Un toque de distinción.

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Glenda Jackson volvió a la actuación tras su incursión en la política. Interpretó al Rey Lear en el escenario en 2016, y ganó un Bafta por su regreso a la pantalla en el drama televisivo «Elizabeth Is Missing» (Elizabeth ha desaparecido) en 2020.

En un comunicado publicado este jueves, su agente, Lionel Larner, señaló que: «Glenda Jackson, actriz y política dos veces ganadora del premio de la Academia, murió en paz en su casa en Blackheath, Londres, esta mañana después de una breve enfermedad con su familia a su lado».

Según Larner, la actriz acababa de terminar el rodaje de «The Great Escaper», que coprotagonizó con Michael Caine. Juntos habían interpretado en 1975 «La inglesa romántica».

En total, Glenda Jackson ganó dos premios Oscar, tres premios Emmy, dos Baftas y un Tony en una carrera que abarcó seis décadas.

Glenda Jackson se convirtió en una musa del escritor argentino Julio Cortázar.

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Jackson se inició en la interpretación siendo adolescente, cuando se unió a un grupo de teatro amateur mientras trabajaba en una cadena de droguerías en su ciudad natal de Birkenhead, cerca de Liverpool, en el oeste de Inglaterra.

Consiguió una beca para la Real Academia de Arte Dramático de Londres y se unió a la Royal Shakespeare Company (RSC) en 1963.

La compañía, que se ha mostrado orgullosa de que Jackson formara parte del grupo en sus inicios, ha descrito a la actriz como «una proeza en la actuación y la política, dedicando su vida a ambas».

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Después de hacerse un nombre en el escenario, ganó su primer Oscar por interpretar a una artista testaruda en la película «Mujeres enamoradas», dirigida por el director Ken Russell y basada en la novela de D.H. Lawrence.

Su segundo premio de la Academia de Hollywood llegó tres años después por «Un toque de distinción», una comedia romántica en la que interpretó a una diseñadora de modas atrapada en una historia de amor catastrófica con un hombre de negocios estadounidense.

Sin embargo, ella no asistió a ninguna de las ceremonias de los Oscar asegurando que estaba ocupada.

Glenda Jackson, en 2019.

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«Tener premios está muy bien», dijo en 2022 al programa This Cultural Life de BBC Radio 4, «pero no te hacen mejor».

Jackson interpretó a Isabel I en el drama de la BBC «Elizabeth R.», un papel al que volvió en la película de 1971 «María, reina de Escocia«, donde trabajó junto a Vanessa Redgrave. Ambas encarnaciones de Isabel I le valieron sendos premios Emmy.

Obtuvo más nominaciones al Oscar por interpretar a una oficinista frustrada en un triángulo amoroso en «Domingo, maldito domingo», de 1971, y por interpretar el papel principal en «Hedda«, de 1975, adaptación cinematográfica de la obra de teatro de Henrik Ibsen «Hedda Gabler».

Además de su ya citado regreso triunfal al teatro con una versión muy singular de Rey Lear, Glenda Jackson protagonizó para la BBC de Londres Elizabeth está desaparecida, una clásica película policial británica de intriga que, en plena pandemia, tuvo mucha difusión en plataformas a ambos lados del Atlántico y que aquí pudo verse fugazmente en HBO.

Glenda Jackson en 1999 con el entonces viceprimer ministro John Prescott. Jackson fue diputada laborista durante 23 años.

«Cuando llegó al Parlamento, era muy modesta. Nunca quiso que le recordaran que era actriz», comentó la exdiputada laborista Kate Hoey.

Incondicional del laborismo, accedió a presentarse a las elecciones al Parlamento porque no le gustaba la entonces primera ministra Margaret Thatcher, así como la «destrucción que sus políticas han causado a los seres humanos».

Según ella, existía un vínculo entre la interpretación y la política.

«El mejor teatro consiste en tratar de encontrar y decir la verdad», aseguró alguna vez.

«No se trata de encubrir. No se trata de jugar. No se trata de esconderse. No se trata de fingir que eres algo que no eres. Es tratar de descubrir qué es ser un ser humano y por qué nos comportamos unos con otros de la forma en que lo hacemos. Y creo que la mejor política es tratar de encontrar la verdad también», dijo entonces.

En 1991, Jackson se retiró de la actuación para dedicarse por tiempo completo a causas humanitarias (la lucha contra las hambrunas en Africa) y políticas. En 1992, entró como miembro electo al Parlamento del Reino Unido y a pesar de las muchas tormentas que atravesó –incluso dentro de su propio partido, cuando Tony Blair no gozaba precisamente de sus simpatías- se mantuvo allí hasta 2015, asumiendo incluso en algunos momentos responsabilidades en el gabinete, como Ministra de Transportes para el área de Londres.

En 2013, pronunció un discurso memorable en la Cámara de los Comunes que fue recibido con rugidos de protesta de sus opositores, cuando se supo del fallecimiento de la ex primera ministra Margaret Thatcher. “Todo lo que me habían enseñado a considerar como un vicio era, de hecho, bajo el thatcherismo, una virtud: codicia, egoísmo, ningún cuidado por los débiles, ese era el camino a seguir», dijo. Y siguió de frente al criticar el estado de los hospitales en el Reino Unido durante la gestión de la Dama de Hierro: “Tiemblo al pensar cuál habría sido la tasa de mortalidad entre los jubilados este invierno si esa versión del thatcherismo hubiera estado completamente en funcionamiento este año”.

Margaret Thatcher