¡Animales!

Esta vida está llena de imprevistos y cosas que uno sabe que pueden ocurrir pero que piensa que pasan en otras partes, a otras personas, no a nosotros. Pero no siempre es así, porque esta semana sigue algo tan cruel allá en Ucrania.

Es realmente impensable que a esta altura de la civilización, lo que sea, se dirima con vidas. Con atrocidades dignas de los más primitivos instintos.  Como en toda guerra, la única que pierde es la humanidad.

Por aquí, más cerca, vivimos en un clima cada día más hostil. Todos andamos crispados, cuando no, enojados, nos agredimos de palabra y de hecho constantemente.   

Precisamente, anoche ocurrió una agresión bastante cruel y desigual. Todo hace pensar que varios perros indocumentados del barrio atacaron inconsultamente al pobre gato Dimitri que hacía su ronda nocturna por el vecindario. 

No se sabe bien cómo fue la gresca, pero, parece que al verse muy agredido y comprometido por estar en inferioridad de numérica y de tamaño, apenas pudo, escapó valientemente. A duras penas, saltó al patio de una vecina que lo socorrió en tan grave circunstancias. Quedando así, en buenas manos que lo apañaron hasta que su dueña se anotició dónde estaba y lo buscó.   

Ya, en su domicilio y bajo atento cuidado, no dejó de temblar y acurrucarse, casi sin creer que estaba a salvo.

Todavía no está repuesto anímicamente aunque físicamente parece que no le pasó nada importante.  Probablemente, pase un tiempo hasta que se recupere del todo. No hay que descartar la posibilidad de salir a la calle con custodia y/o un sistema de alarma personal.   

Es una lástima que no se pueda portar algún aerosol disuasivo para estos casos.  Apenas se reponga, habrá que ver si puede recibir apoyo sicológico para superar interiormente tan traumático episodio.

Pese a las gestiones, no se ha conseguido que la policía haga una patrulla nocturna para que no se repitan estos hechos. Argumentan que, a menudo, los gatos como Dimitri, son atacados y que no por eso ponen más patrullas. Dicen que son hechos comunes en la naturaleza y que, en todo caso, lo guarden en casa a partir del horario de protección al menor.