De palabras en juegos populares de la Argentina (Segunda  parte)

Esta recopilación fue realizada por la Profesora investigadora del INILFI Manuel Alvar Silvia Giménez en calidad de Adscripta  al Proyecto “Fondo Vidal de Battini , 1950” (FONVIBA, Patrimonio de la UNSJ).

El Convoy (cowboys)

Variante del anterior (choros). Dos grupos  establecen, como en el juego anterior, un pido (árbol, pared, etc). Allí,  cubriéndose los ojos, los policías cuentan hasta que oigan decir ¡Basta! (esto lo dicen los bandidos). Entonces salen, con mucho cuidado, en busca de los integrantes del grupo contrario, los cuales se han escondido. El que primero ve a su enemigo a menos de diez pasos de él, se halla (ya sea policía o bandido) teniendo en la mano algo que se asemeja a un revólver dice ¡alto mano, no se mueva! Uno de ellos verifica la distancia y si ella es mayor a la indicada, queda fuera de combate el que gritó; si su medida fue acertada o menor queda eliminado el compañero. Vencen los que primero logren eliminar a los contrarios. La distancia para lanzar el grito es convenida antes de comenzar el juego.

La Escondida 

La juegan niñas y varones de seis a doce años. Para determinar quién será el encargado de buscar a sus compañeros que se hallan escondidos, muy usado actualmente  es dar la china. Es decir, un participante toma un palillo o un ladrillito y llevando las manos atrás del cuerpo lo coloca en una de ellas sin ser visto, luego presenta ambos puños a otro compañero para que adivine en qué mano está. Para ello, tocando las manos va diciendo “maceta, maceta, me dijo mi mamá que está en ésta”. Si acierta debe esconder la china para que otro adivine; de lo contrario queda salvo. El último que queda con la china debe contar, cubriéndose los ojos, desde un sitio ya determinado y que llaman pica. Los demás se esconden, cuando todos han hallado escondite uno grita basta. Entonces el jugador trata de avistar a cada uno de los escondidos y al verlo grita: pica (ej. Mario) detrás del árbol o lugar donde esté. Si alguien logra tocar la pica antes que el contador, ya sea visto o no por este, se ha salvado y debe esconderse nuevamente. El que es sacado primero de su escondite será luego el que cuente.