Del dicho al hecho…

España estuvo ocupada por los árabes que dejaron su cultura por cientos de años. A ellos, los españoles les decían moros y, como era de suponer, eran temidos por malos y eran indeseables. 

Decía mi abuelita que no era lo mismo decir «ahí vienen los moros, que verlos venir», como ejemplo de diferencia entre el dicho y el hecho.   

Uno sabe que hay cosas que pueden pasar pero, hasta que no pasan, no tomamos real conciencia del impacto que nos producirán.     

Nos imaginamos muchas cosas a lo largo de la vida, pero hasta que no las vemos concretadas, no tomamos cabal conciencia de la realidad.

Prueba de cómo nos impactan es un hijo, y todo lo que viene luego de él. Otra es la idea de guerra, hasta que Putin invade Ucrania; o una enfermedad hasta que nos toca. 

Depende también de cómo nos encuentre parados frente a la vida. De cómo hayamos aprendido a enfrentar lo nuevo.

No es lo mismo ser joven, fuerte, sano, inteligente y hábil, que no serlo. La salud, la economía, la fe, influyen en nuestra capacidad de afrontar cambios gruesos en la vida.

Sabíamos que podría haber epidemias, pero hasta que llegó el Covid, no pudimos imaginar todo lo que significa.     

Todo esto nos dice que una vez más que debemos aprender a vivir el presente lo mejor posible.  Disfrutar lo disfrutable y munirnos de las mayores y mejores capacidades posibles…
para cuando aparezca lo que sea.