• 02/03/2024

La política de los extremos

La política de los extremos

POR JUAN CARLOS BATALLER PLANA

En la vida importan los resultados. Por más que creamos en lo lírico, el mejor proyecto se cae cuando no se puede respaldar con logros.

Que lo digan si no es así los seis técnicos de la Liga Profesional que perdieron sus cargos en las primeras siete fechas del fútbol argentino.

En política, los resultados mandan. Es muy probable que la historia lo recuerde a Raúl Ricardo Alfonsín como el padre del retorno de la democracia. Eso sí, una hiperinflación hizo que tuviera que dejar la presidencia cinco meses antes de terminar su mandato.

Por estos días, Javier Milei erosiona todo posible acuerdo con los sectores políticos. Al mismo tiempo se pelea con artistas, familiares de chicos con síndrome de Down, gobernadores y sindicalistas. Hay un resurgir de la eterna pelea de capitalinos e interior. Y en su discurso de la apertura de sesiones legislativas no es un discurso para ganar amigos.

Milei habla de “venganza” contra los gobernadores por no votarle la Ley Ómnibus, habla de ajustes y de disciplinar las provincias. Se olvida que afecta a gente que vive en las provincias. Cuando recorta a la educación, enerva a los maestros, cuando quita los subsidios al transporte, afecta los bolsillos más flacos de la población, cuando pide un tarifazo de los servicios, le da un golpe de gracia a las PyMes y sus empleados.

Sin dudas, lo de Milei es nuevo y disruptivo en política.

Una persona ajena a ese mundo, sin apoyo detrás, peleándose con todos, sin poder aprobar las herramientas normativas que necesita, debe conseguir el único respaldo que le queda, quienes lo votaron ilusionados con alguien que termine con una forma de hacer política que destruyó al país.

Hasta ahora, está tensando la cuerda a más no poder. Y en un futuro cercano, hay más promesas de mayores ajustes que de crecimiento.

Incluso, todavía no se ven los grandes inversores capitalistas del mundo, interesados en Argentina.

Lo ven a Milei con ojos asombrados, con mucha expectativa, pero con desconfianza a lo que pueda pasar.

Y este es el punto clave. Si Milei logra atraer finalmente a esos capitales –ninguno de ellos son organizaciones de beneficencia, todo lo contrario- la política va a tener que disciplinarse a este excéntrico presidente.

Si todo queda en grandes ajustes, en enormes pérdidas del poder adquisitivo, con paros permanente y líos en las calles, no importará las intenciones del primer presidente libertario, le será muy difícil mantenerse en el poder.

Y ahí viene una segunda cuestión: el posible fracaso de Milei ¿significa volver a los métodos de los dirigentes que nos volvieron campeones mundiales de inflación?

¿Puede ser que todo sea en los extremos?

Que, por otro lado, esos extremos terminan pareciéndose más de lo que uno cree.