• 17/03/2024

Cornudos

Cornudos

POR GUSTAVO RUCKSCHLOSS

En general, los caracoles son buena gente. Muy singulares en todo. Andan despacio y a pie, parecen tímidos, pero apenas nos descuidamos se comen todo. Lo que no me explico por qué, entonces, no están más gordos. Será porque si engordan no entran en su Tiny House por la que no pagan alquiler ni cuotas al IPV. 

Viven llenos de tierra y nunca los he visto pasar un lampazo; tampoco usan desodorante y siempre esperan que otro riegue el jardín. 

Uno le dice casa, pero, más bien que ese cascarón funciona como si fuera su ropa. Porque nunca lo vemos desnudo. Menos mal porque, si encima de que es un arrastrado mucoso anduviera desnudo, sería de muy mal gusto.

Siempre hace el papel de tímido ya que cuando nos acercamos, rápidamente esconde sus cuernos, que nunca sabemos si son ojos o para qué los usan.  Es de suponer que no los tienen por infidelidades porque son hermafroditas, es decir, una forma singular de ser binarios. 

Aunque, si fueran cuernos por engaño, por más bronca que tengan, no dicen nada, ni gritan ni se ponen histéricos.

Están obligados a ser honestos porque los delata su huella al pasar y les descubriríamos cualquier fechoría.

Aunque por ahí desparecen todo un invierno…y si se esconden, por algo será.             

El peor piropo que se les puede hacer es decir «que estás para comerte».       

Son tan medidos y económicos que todo lo hacen caminando y ni en calzado gastan mucho porque tienen un solo pie.