• 23/09/2023

Grieta

Grieta

POR GUSTAVO RUCKSCHLOSS

Deben haber pocas cosas más lindas que meterse en la cama calentita cuando el frío del invierno nos tiene a mal traer. Nos alegra sentirnos cobijados, tranquilos y moviéndonos despacio, como remoloneando. Que afuera nieve o diluvie, total, nosotros, en nuestro micromundo de la cama, nos sentimos felices. Son momentos que disfrutamos sin pensar en nada más.

Deben haber pocas cosas más lindas que meterse en la cama fresquita cuando el severo calor del verano nos tiene a mal traer. Nos alegra sentir las sábanas frescas acariciando la piel caliente. Estirarnos y movernos para buscar esos lugarcitos más fríos que otros. Relajarnos allí, donde nos gusta estar a salvo del caliente Zonda y, si se puede, con poca luz.

Mismo lugar, diferente sensación. No cambió más que el tiempo. Sin embargo, percibimos grandes diferencias. Eso es, la percepción, nada más; porque el lugar es el mismo y la cama también. Ella no se movió, no protestó ni cambió su función. Simplemente perduró. El clima fue el culpable de todo nuestro cambio de percepciones. Sí, porque siempre hay que encontrar un culpable.    Responsable de esa diferencia, de esa grieta en las sensaciones.

 Está de más decir que es todo subjetivo, porque la realidad (la cama y el lugar) siguen invariables. En cambio, nosotros vemos una grieta en las sensaciones. Grieta que, como casi todas las que creemos sufrir, están más en nuestra imaginación que en la realidad. Pocas cosas en la vida son blancas o negras, la mayoría son variaciones de lo mismo. Ocurre en todo orden. deportivo, político, cultural o emocional.

Seguramente que está en nosotros abrigarnos o desabrigarnos conforme a las circunstancias y no siempre achacar las culpas a las grietas.