• 12/08/2023

La desgracia puso la agenda de campaña en el lugar correcto

La desgracia puso la agenda de campaña en el lugar correcto

POR JUAN CARLOS BATALLER PLANA

Lamentable es que tuviera que fallecer una nena de 11 años para que los principales candidatos del país se dieran cuenta que la agenda de ellos es muy diferente que los temas que preocupan a la gente.

Morena tenía 11 años. Le pidió a su abuela ir sola a su escuela, ubicada en Lanús. No llegó, en la esquina del establecimiento educativo, dos motochorros le quisieron robar la mochila, la golpearon y la pequeña falleció un par de horas después.

El piñón a las campañas de los candidatos que significa que una nena de 11 años que iba a estudiar… ¡a estudiar! terminó asesinada por dos malnacidos, los deja sin palabras a quienes están acostumbrados a explicar todo. Y sólo les queda enviar condolencias en las redes sociales y hacer silencio por un rato.

Ese desacople grande entre la agenda política y los problemas del ciudadano de a pie, es lo que después se traduce en que cada año aumente los ausentismos electorales. Y es así como ya hubo elecciones como las de Córdoba con el 40% del padrón ausente.

Tuvo que pasar ese asesinato para que los dirigentes dejaran de lado sus egos y sus propios problemas y suspendieran los cierres de campaña.

Hasta el mismo miércoles, los principales dirigentes del país estaban preocupados en como atacarse unos a otros y se olvidaron de las preocupaciones reales, de lo que sufre buena parte del país.

Nadie duda que son cuestiones trascendentes los acuerdos con el FMI, los diferentes tipos de dólar o las retenciones, a gran parte de la ciudadanía le importa mucho más que su hijo o su hija no arriesguen sus vidas cada vez que salen de sus casas. Y más que las peleas internas, les importa que en la esquina venden droga y nadie hace algo para evitarlo.

Si bien el Fondo Monetario puede tener que ver con la inflación, el tema que les preocupa es que no alcanza con los sueldos. Y al empresario o el comerciante, que ya no puede achicase más pero no le dan los números para pagar los aumentos salariales.

Si bien hay un porcentaje alto de la población muy politizado, con odios hacia la otra facción, hay una importante fracción del país que cambia de canal cuando sale un dirigente político. Sin distinguir que quizás ese dirigente puede tener buenas intenciones y no es culpable de la crisis argentina. Hay una negación hacia todo lo relacionado con la política.

Y no sólo cambian de canal, van a una plataforma a ver una serie o una película que los distraiga. Ya no creen en los políticos, como tampoco en los periodistas, en los dirigentes gremiales y en casi ninguna institución.

Hasta que pasa esa muerte injusta, inexplicable, que nos mata a todos un poco, y por conveniencia o porque lo sienten, todos paran un rato la pelota, hacen respetuoso silencio y tratan que el tema no los salpique. Pasarán los días, Morena seguirá siendo un gran dolor para su familia, pero desaparecerá de la agenda, lamentablemente. Y de nuevo se pelearán entre ellos, explicarán la inflación y habrá un debate sobre el FMI…