• 23/12/2023

Manos sucias

Manos sucias

POR GUSTAVO RUCKSCHLOSS

Cuando se corta el césped con la máquina, se hace rápido. Procuramos ensuciar lo menos posible y que se vea bien el corte. Es una visión cierta de cortar el pasto. Otra es la que se tiene cuando el mismo trabajo lo hacemos a mano, sin máquina.

A raíz de haberse descompuesto la cortadora y, antes de que las quejas brotaran, decidí hacerlo a mano. Me armé de paciencia y tiempo y comencé. Primero, a cortar el pasto; luego vi que había que arrancar de raíz yuyos, cosa que la máquina no hace. Luego marqué bien los bordes y emprolijé las orillas, otra cosa que tampoco hace. Después, carpí lo mejor que pude alrededor del jazmín, las rosas y el naranjo, donde nunca llega la máquina, por suerte, ya que destruiría lo más lindo. Mientras hacía ese trabajo, olía perfumes varios, me pinchaba y veía cómo los pajaritos se acercaban a la tierra revuelta. Increpé, reté y envenené a cuanta hormiga encontraba. Me asusté con alguna araña matona y otros animales salvajes. Es decir, viví la parte más linda del hacer. Además, me permitió mirar el estado de las cosas y ver qué hacer para que el jardín se vea hermoso, a mi gusto y alegre. No quería ver un poco de tierra rapada por una máquina ignorante. Espero que esos fierros impersonales tarden en arreglarse. Así tendré motivo para frenar y disfrutar más seguido.