• 04/11/2023

Cuando las fotos de un sanjuanino fueron noticia mundial

Cuando las fotos de un sanjuanino fueron noticia mundial

Por Juan Carlos Bataller

En el año 2007 San Juan fue noticia nacional gracias a la idea y trabajo de un fotógrafo jachallero.

El autor de la iniciativa que sorprendió a los porteños y a los millones de turistas y trabajadores que cada día ingresan a la Capital Federal fue Roberto Ruiz.

De pronto un día aparecieron junto al monumento símbolo de Buenos Aires, dos inmensas gigantografías.

Las imágenes era las del «Hongo» y el «Submarino», figuras ubicadas en el también conocido «Valle de la Luna», el lugar de mayor atractivo turístico de la provincia, declarado «Patrimonio de la Humanidad» por la UNESCO.

Con sus fotos Ruiz no sólo demostraba su amor por San Juan sino que, además buscaba batir un record Guinness, ya que se trataba de la muestra de fotos digitales gigantes más grandes expuestas en un lugar público en todo el mundo.

Para que tomemos dimensión de lo que significó esta mega exposición que contó con el apoyo del gobierno de José Luis Gioja digamos que el caso fue tema de todos los medios. Por citar uno, veamos lo que apareció en Clarín.

Sorpresa y admiración por la foto que le hace sombra al Obelisco

 “La inmensidad de la imagen apenas deja espacio al ojo para hacer foco en los contrastes: el Obelisco parece clavado entre las siluetas caprichosas que el viento y el tiempo esculpieron en las rocas del Valle de la Luna.

El gris urbano, pareció mutar en desierto rojizo. El caos usual, enmudeció. Ayer, la Plaza de la República amaneció cubierta por las dos fotografías digitales impresas más grandes del mundo: dos tomas que buscarán batir el récord Guinness.

A pesar de la insistencia de la lluvia matinal, el fotógrafo sanjuanino Roberto Ruiz fue tan protagonista como sus gigantografías: una veintena de medios de su provincia natal lo escoltaron durante la presentación y sacaron la foto de sus fotos: paradojas de la profesión, hasta había quienes capturaban el momento con sus celulares.

El día de la inauguración de la exposición Ruiz posa con el gobernador José Luis Gioja y el ministro de Turismo Dante Elizondo.

Mientras, sobre la 9 de Julio, un curioso que retorcía el cuello para ver que había detrás, enterraba el capó de su auto en el baúl de otro que acababa de frenar en el semáforo. El curioso quedó justificado: las tomas del «hongo» y del «submarino» sanjuanino que se estamparon en dos lonas vinílicas microperforadas, miden nada menos que 60 metros de largo por 18 de alto.

Las fotos, que no se imprimieron en papel por su escasa resistencia al viento, permanecerán inmóviles hasta mañana. De ahí en más, serán ejes de una muestra itinerante que pretende viajar por el interior y hacer escala en París. A su derecha, mientras, una escribana esperaba acreditar sus medidas para certificarlas ante las autoridades del Guinness. Roberto Ruiz, fotógrafo de Clarín, gestó la idea durante 20 años, «cuando miraba la punta del Obelisco al amanecer y soñaba con fusionar esa imagen con otro amanecer de la Argentina», cuenta.

¿Por qué un paisaje y no una mujer, un gaucho? «Porque el Valle de la Luna fusionado con el Obelisco genera un contraste visual que hace que nos olvidemos de la idea de que las provincias quedan allá, en el infinito», explicó. «Es una forma única de valorar lo nuestro a través del arte», coincidió un comerciante. Y aunque Ruiz juró no decirlo, adelantó algo: las próximas tomas serán de tangueros y multiplicarán la apuesta: serán imágenes de más de cuatro cuadras de largo por casi dos de alto.

La otra cara del inmenso “portarretrato”, que mostraba El submarino.

Detalles técnicos

>Con sus medidas de 60 metros por 18 fueron en ese momemto las fotografías digitales más grandes que se hayan impreso alguna vez.

> En un principio la estampa iba a concretarse en papel fotográfico, pero los ingenieros descartaron la idea por su poca resistencia al viento.

>Cada foto tenía 750 megabytes (una fotografía digital común tiene entre 18 y 20 megas) y fueron procesadas en lona microperforada, la que no puede dañarse a causa del viento ni la lluvia.

>El trabajo demandó unos seis meses de ardua tarea, que incluyó siete viajes del fotógrafo a Ischigualasto y la toma de más de 120 fotografías panorámicas del lugar, que fueron cuidadosamente estudiadas hasta seleccionar las dos que se expusieron en la Plaza de la República.

>Las fotografías fueron procesadas en Capital Federal y el montaje previo se hizo en la cancha de Atlanta.

>En la producción trabajaron 100 personas, y la inversión rondó los 160 mil pesos de esa época, aportados en parte por el Gobierno de San Juan y por empresas privadas.

>Fueron montadas por un grupo de ingenieros sobre una estructura tubular desarmable que se transformó en un «portarretratos» gigante de dos caras, con orientación Norte y Sur, para el que se usaron 40 mil kilos de caño.>Ruiz nunca antes había organizado ni muestras ni intervenciones urbanas con sus obras.

Roberto Ruiz con Juan Carlos Bataller en el ciclo Qué hiciste con tu vida.

El cazador de imágenes

Roberto Ruiz hoy vive en Jáchal. Entre otras distinciones el año pasado fue declarado “personalidad destacada de la provincia de San Juan” por la Cámara de Diputados.

Lejos de retirarse sigue realizando exposiciones y retratando de una forma sin igual a su querido terruño y la gente que lo habita

En una nota que le hiciera para el ciclo “Qué hiciste con tu vida” contó su vida. Hijo de un padre agricultor, huérfano de madre desde niño, maestro rural recibido en la mística Normal de Jáchal, pronto el “terminé la secundaria” aparece como un telón que se cierra como diciendo «bueno, acá termina la primera función, hay que ir a buscar la otra».

En esa serie de notas una de las que más gocé fue la de Roberto pues fuimos en una época compañeros en Clarín.

El contaba: “Me fui a Tucumán primero, en un camión de cebolla de mi padre junto con unos amigos sanjuaninos. Ellos solo fueron a pasear. Yo llevaba en mente conquistar Tucumán. Me habían dicho que allí en Tucumán vivían unos señores que eran fotógrafos muy famosos que tenían varios premios internacionales. Uno de ellos era Edmundo Font y yo llevaba la ilusión de conocerlos y se me dio la cuestión. Los conocí, ellos me vieron joven, me vieron entusiasmadísimo, dispuesto a capacitarme, dispuesto a buscarle la vuelta y me dieron la oportunidad. Después entré en La Gaceta de Tucumán

En Tucumán tuvo su primer matrimonio y su primera hija. Mientras, estudiaba dirección de cine en la Universidad Nacional de Tucumán y trabajaba en televisión.

Roberto contó que “un día ella se fue a vivir a Buenos Aires y prácticamente la distancia me hizo casi imposible ver a mi hija todos los meses. Arranqué para Buenos Aires. Había terminado mi primera etapa. Buenos Aires tiene eso, si tenés cómo subsistir podés llegar a costa de sacrificios. Y un día entré en Clarín, donde todos eran fotógrafos mayores. Yo era un pibe dispuesto a lo que sea. Me decían ándate mañana a Malvinas y yo me iba a Malvinas. Yo tenía ropa en mi armario del diario, lista para salir a todas partes. Eso me sirvió muchísimo, que vieran que tenía voluntad y ganas de comerme el mundo.

Buenos Aires significó para el jachallero un nuevo matrimonio y otra hija. Durante 27 años trabajó en el diario de mayor tiraje “hasta que la vida me cobró en salud todo eso que cuento como una aventura, las peleas por una foto  con la policía, con el ejército, las corridas en manifestaciones, el ritmo de Buenos Aires que es muy aceleradísimo, varios paquetes de cigarrillos al día. Tuve seis infartos. Y zafé bien. Dios me dijo tenés un par de cosas que hacer y lo digo en serio. Yo sé que fue Dios que me dio una oportunidad. Me trajo mi hermano a Jáchal en el 2010 porque yo estaba exterminado, me vine a descansar y a los quince días de ver los amaneceres, de ver esa luna, de ver esa naturaleza, ese espíritu de la gente simple, dije «me quedo acá».

Desde entonces Roberto Ruiz está de nuevo en su Jáchal. Rechazando decenas de oportunidades de trabajo que lo tentaron para volver a Buenos Aires o a San Juan.

Está como un guerrero de regreso que recuerda sus victorias pero inventa nuevas aventuras, nuevas peleas contra los achaques de la salud, nuevas emociones para el corazón herido y miles de fotos y exposiciones como esta del obelisco de la que habló el país.

JCB