• 16/12/2023

Cuando el mundo es un pañuelo… para quienes están informados

Cuando el mundo es un pañuelo… para quienes están informados

Por Juan Carlos Bataller

(Basado en el artículo “Lo que sabía el suizo” que integra el libro Historias contadas con 2 dedos de JCB)

Se llamaba Roland Lovey y vivía en el cantón de Valais, en Suiza. Para los argentinos –más aun para los sanjuaninos- es absolutamente un desconocido. Pero con tres o cuatro situaciones que compartimos aprendí del mundo globalizado (que de ninguna forma significa unificado) más de lo que luego estudie en libros.

Por esas cosas del destino coincidimos en el mes de septiembre de 1980 en el mismo curso de italiano, en Roma. Se trataba de un curso de semi inmersión lo que nos obligaba a compartir gran parte del día.

Entre la veintena de alumnos estaba el suizo, un grandote –medía más de 1.90- de alrededor de 40 años, dueño de un Mercedes Benz último modelo.

Al principio compartíamos el café y charlábamos sobre nuestros países junto a otros compañeros provenientes de distintos países, entre ellos un cura irlandés, un venezolano que pretendía radicarse en Italia, una belga joven y muy bonita, aficionada al atletismo y una francesa cuyo esposo era un diplomático llegado hacía poco a Roma.

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Roland trabajaba en un banco suizo. Hablaba perfectamente alemán, francés e inglés pero como sus clientes eran mayoritariamente del norte de Italia había decidido hacer un curso de italiano. Un día Roland me dijo:

-¿Quieres ganar algún dinero?

-Te escucho.

-Sólo tienes que comprar acciones de una empresa argentina.

-Yo no se nada de inversiones bursátiles…

-Tu no tienes que hacer nada. Sólo me dices cuanto quieres invertir y yo me encargo de todo.

Lo tomé como un entretenimiento pero aprovechando que en aquellos años locos nuestro peso estaba sobrevaluado respecto al dólar (y a la lira) le dije:

-Bueno, invertí  500 dólares.

A partir de ese momento y cada día el suizo me mostraba “Il sole 24 ore”, diario de negocios de Italia y me indicaba como “nuestras acciones” en Astra Petroleum incrementaban rápidamente su valor.

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Mientras eso ocurría un día Roland preguntó al grupo quien quería acompañarlo en un viaje para conocer Italia. Fui el único que se prendió a la idea y partimos en un viaje de cuatro días.

Al momento de partir fuimos a cargar nafta. Me pareció lógico pagar el combustible.

-No, no. Deja, yo me encargo de todo.- expresó Roland

Y así fue, pese a mi oposición, a partir de ese momento pagó todo: peajes, combustible, hoteles, restaurantes…

Estuvimos en Florencia, en Milán, en Venecia.

Al día siguiente de regresar a Roma, Roland me presentó un completo informe del viaje. Constaba el kilometraje de partida, el de llegada, todos los gastos… No faltaba un centavo. Incluso agregaba porcentaje de futuros cambios de aceite y el lavado del auto.

Eso no era todo. El resultado final aparecía dividido en dos. En otras palabras, debía pagarle la mitad de lo gastado.

Ahí comprendí las diferencias entre un suizo y un argentino.

El autor de esta nota con Roland Lovey en Roma, en 1980.

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-Hay que vender. Hoy mismo.
El mismo se encargó de convertir las acciones en dinero y me dio hasta el último dólar con una buena ganancia.
Por curiosidad seguí leyendo Il Sole y vi como en los días siguientes las acciones de Astra caían rápidamente hasta volver a su valor inicial.

Un día de octubre cuando las acciones de Astra casi habían duplicado su valor, Roland me dice:

-Hay que vender. Hoy mismo.

El mismo se encargó de convertir las acciones en dinero y me dio hasta el último dólar con una buena ganancia.

Por curiosidad seguí leyendo Il Sole y vi como en los días siguientes las acciones de Astra caían rápidamente hasta volver a su valor inicial.

-Decime… ¿vos conocés Argentina? –, le pregunté al suizo.

-No, nunca estuve allí.

-¿Y cómo sabías que las acciones subirían y luego bajarían?

-Te voy a explicar. Mi función en la banca es asesorar a inversores. De hecho la mayor parte de la gente que asesoro son empresarios del norte de Italia y latinoamericanos que me contactan por vía de las embajadas.

-¿Y por qué elegiste las acciones de Astra?

– Astra Compania Argentina de Petroleo S.A es un holding con sede en Buenos Aires y a través de sus subsidiarias se dedica a la exploración, producción, venta local y exportación de crudos de petróleo y gases. La compañía tiene en su poder muchas reservas petroleras argentinas.

-Pero ¿es realmente una empresa argentina?

Roland sonrio y solamente dijo:

-No.

-¿Y cómo sabías que las acciones subirían?

-Esa es la segunda parte del manejo de la información. El 22 de septiembre comenzó la guerra entre Irán e Irak. Ese día los iraquíes invadieron territorio iraní. El origen de la guerra es  la larga animosidad árabe-persa y en las rivalidades regionales. Según lo que se dijo, Irak quiere  anexar la región de Shatt al-Arab.

-¿Y qué tiene que ver eso con Astra y con la Argentina?

-En un primer momento se pensó que la guerra podría internacionalizarse con la participación de otras naciones del golfo Pérsico. Si esto ocurría sería imposible entrar al golfo para transportar el petróleo y lógicamente aumentaría el precio del crudo. Como los temores de una internacionalización del conflicto han pasado, las cosas vuelven a la normalidad

-Pero Argentina no es un país petrolero de ese nivel…

-El petróleo está a 13 dólares el barril. Si llega a los 20 por efectos de la guerra del golfo, Argentina puede convertirse en un país petrolero. Y esa expectativa es lo que hizo aumentar el valor de las acciones de Astra…

-De cualquier forma, el principal productor argentino es YPF, la empresa estatal…

-Si Argentina se transforma en un país petrolero YPF dejará de ser argentina.

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Los hechos le dieron la razón a Roland. Durante el gobierno del presidente Menem y cuando ya el precio del barril había superado ampliamente los 20 dólares, YPF fue vendida a la entonces pequeña empresa española Repsol en 13.800 millones de dólares según la página de Blomberg en internet. Si se ahonda en la información se verá que aparece el nombre de Astra.

Creada en 1912 a cinco años del hallazgo petrolero de Comodoro Rivadavia Astra adquirió talla de grande con los contratos que nacieron al amparo de la batalla del petróleo lanzada en 1958 por Arturo Frondizi.

Premonitoriamente en 1991 Respol adquirió junto con Astra una de las áreas centrales de YPF en lo que constituyó el primer paso de esa petrolera española en la Argentina.

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Digamos, para terminar este tema que la primera guerra entre Irán e Irak se extendió durante 8 años. Hubo un millón de soldados iraquíes e iraníes y civiles de ambos bandos muertos, así como muchos lisiados. No hubo vencedores ni reparaciones para los países en guerra.

Hay gente que resuelve sus conflictos con guerras. Otros, hacen negocios. Segunda lección: para bien o para mal, lo que valen son los conocimientos aplicados. Los conocimientos solos, son simple entretenimiento.

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Un periodista va cambiando sus conceptos en base a las experiencias que vive.

Cuando regresé a la Argentina en varias ocasiones largué sobre la mesa un tema que genera inmediatamente reacciones.

El origen fue una de las charlas con Roland.

Se acercaba la navidad en 1980 y yo viajaba a San Juan para pasar las fiestas con la familia. El curso de inmersión había terminado y nos convocamos a un último café.

-¿Cómo pasan la navidad ustedes? – pregunté.

-Bueno, cenamos con mi mujer y después de cena, a eso de las 8 de la noche, nuestros hijos vienen a saludarnos.

-¿Los chicos son casados?

-No, trabajan y estudian y hacen su vida separados de nosotros.

-¿Y cuantos años tienen?

-La nena 16 y el varón 17

-uhh… nosotros nos reunimos en largas mesas y los hijos permanecen con nosotros por lo general hasta que se reciben.

-Se que en otras partes es distinto. Para ustedes la célula básica de la sociedad es la familia, para nosotros el individuo.

  • Yo no podría ser feliz sin una familia…-, alegué.
    -Yo pienso que si un individuo no se realiza no puede ser feliz porque viva en una familia. Pero eso responde a culturas que no vale la pena discutir.

– Yo no podría ser feliz sin una familia…-, alegué.

-Yo pienso que si un individuo no se realiza no puede ser feliz porque viva en una familia. Pero eso responde a culturas que no vale la pena discutir.

El caso es que cuando conté esta anécdota en la Argentina ni siquiera me dejaron explicar los argumentos de los que centran al individuo como célula básica de la sociedad en lugar de la familia, como es nuestro caso.. Siempre me dijeron cosas como “pobres infelices” o “yo no podría vivir en un mundo así”..

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La última anécdota fue en octubre de 1.981. Recibí un llamado telefónico a las 3 de la tarde en mi casa en Roma. Era Roland.

-Hola Juan Carlos… ¿Qué tienes programado para el 3 de enero en la tarde?

-Qué se yo… Faltan tres meses. ¿Por qué preguntas?

-Porque ese día estaré en Roma y quería que lo agendaras para tomar un café y charlar un rato…

Esto también diferencia a un suizo y un argentino.