Claramente el Sistema Acusatorio vino a poner orden en el proceso penal y bueno es decirlo, a exponer, casi brutalmente, a los operadores del sistema ante la sociedad.
Ha sido tan “aluvional” el cambio que hasta se ha perdido cierto sentido de la realidad, dicho de otra manera, son tan palpables los resultados positivos que nos hacen olvidar desde donde partimos.
En efecto hoy se titula como un desmerito que el actor de un abuso sexual simple es condenado pero que no irá al penal, cuándo la realidad marca que en el viejo sistema ese tipo de delitos jamás terminaba en sentencia alguna.
Hoy se reciben quejas sobre el resultado obtenido por un homicidio culposo a los seis (6) meses de producido el evento, cuando la historia marca que en el viejo sistema esos procesos tardaban años en resolverse.
Es decir, lo que hoy se discute o es motivo de quejas, no tiene nada que ver con lo que pasaba en el anterior sistema, donde la denegación de justicia estaba naturalizada como una fatalidad insuperable.
Creo, ello es una óptica que no debe perderse de vista, lo que no significa que no existan motivos de quejas.
Para finalizar, está bueno que cada vez se exija más, que nadie se conforme con lo ya logrado, pero sin olvidar de donde se viene.
