• 03/06/2023

Me duele

Me duele

POR GUSTAVO RUCKSCHLOSS

Caminaba por una vereda céntrica, atestada de gente. Personas que van y viene, algunas empujan y otras chocan, algún» disculpe». La mayoría anda más pendiente de su celular que del camino o de los humanos.

Todos se miran sus manos hacia su celular, no miran a la cara, salvo que choquen con otro. Así iba, esquivando a los que podía cuando, de repente, una mujer me enfrenta levantando sus manos hacia mí. 

Instantáneamente paré y atajándome con las manos, a la defensiva, y la miré. Se acercó al máximo y me puso, como pudo, una escarapela en mi pecho y me pidió disculpas por el susto, al tiempo que me deseaba un feliz 25 de Mayo.   

Sin salir del susto, se lo agradecí. Anoche llegaba caminando a mi casa cuando, antes de llegar, vi a unos cuatro muchachos hablando y gesticulando, enfrente, a la sombra de la poca luz que había.  No distinguía bien qué era lo que hacían.  Apuré el paso y logré entrar y ponerme tras las rejas, dentro de mi casa. 

Demás está decir que me invadió un lindo miedo y…una linda curiosidad.  Quería entender lo que pasaba, siempre tras las rejas de mi casa. De pronto vi como dos de aquellos muchachos salieron de la oscuridad, cruzaron la calle y se dirigieron hacia mí, al verme. Me separé de la reja y esperé.   

Eran dos adolescentitos muy educaditos que me preguntaron si yo tenía gato en mi casa » no, no tengo ¿por qué?» pregunté.  Porque han atropellado a un gatito y está  lastimado y no sabemos qué hacer para ayudarlo, dijeron.

Dos situaciones distintas y dos reacciones iguales.  Vivimos tan a la defensiva que nos protegemos hasta de las buenas intenciones. Esas que solo conocemos recién después de asustarnos, de protegernos, de poner distancia, de desconfiar, de todo y de todos. 

Cualquier cosa que no  consideremos estrictamente normal o común, nos parece riesgosa. Y es una reacción lógica ante el medio alterado en el que vivimos.  Estamos presos de los miedos cotidianos. 

Me duele mucho vivir crispado. Que vivamos crispados.