• 10/02/2024

Un Pacto Sanitario urgente y necesario

Un Pacto Sanitario urgente y necesario

POR MARCELO DELGADO

Argentina transita crisis recurrentes, desde el retorno de la democracia, que desafían a renovar las estrategias y herramientas, que puedan quebrar las tendencias. Así, cada uno de los gobiernos que comienzan su gestión, renuevan las esperanzas y procuran nuevos modelos de gestión.

Sin lugar a dudas, la situación actual, exhibe una crisis profunda, y el gobierno que asumió el pasado 10 de diciembre, propone caminos significativos de rumbos, medios y herramientas; en la gestión estatal, la convivencia social y las alternativas de salida.

Sin embargo, en lo que hace al sistema de “protección de la salud”, ha tendido muy pocas adecuaciones y reformas; sino que fueron modificaciones parciales y muchos parches, al sistema de seguridad social del Ministro Manrique, en los años 70. Con el impulso de las Obras Sociales Nacionales y la creación del PAMI, se sientan las bases del Sistema de Seguro de Salud, que con algunas adecuaciones, hoy está vigente. En los años 90, se avanzó con una desregulación, entraron nuevos actores privados, como las empresas de medicina prepaga, los grupos médicos de vinculados a esas empresas, y los hospitales privados de comunidades (Italiano, Alemán, Mater Dei, entre otros).

En los últimos 50 años, el impacto de las tecnologías, los cambios en los sistemas laborales, la trasferencia de recursos e infraestructura a las provincias, el crecimiento del sistema público, la atención a extranjeros, la mayor expectativa de vida de las personas, las exigencias de calidad de vida, la cronicidad de la enfermedad; entre muchísimas causas, han configurado una estructura de demanda, totalmente diferente, a la realidad de la oferta, que poco ha cambiado.

Al mismo tiempo, los sistemas que aparecían como alternativas en los 90, con la irrupción de la medicina privada; han acumulado niveles de riesgo incontenibles. Con población envejecida, y alta cronicidad, que las crecientes cuotas, no pueden financiar. Por otro lado, las alternativas terapéuticas basadas en nuevas moléculas y tecnologías, elevaron los costos de manera exorbitante, detrayendo recursos para financiar la atención humana. Más de la mitad del gasto sanitario, se lo llevan medicamentos y tecnologías, y queda menos de la mitad para sostener las estructuras sanitarias, como hospitales y clínicas y las personas que asisten al sistema.

Así las cosas, el sistema ya no resiste parches ni adecuaciones. Se impone una reforma profunda, que restituya los pilares de un sistema universal, solidario y accesible. Los cambios necesarios, no se podrán sostener, sólo con voluntad política y decisiones legales. Resulta urgente, deponer privilegios y posiciones, y configurar un sistema que renueve la forma de financiamiento de la atención, el menú de prestaciones, las modalidades de cuidado, la formación de los agentes sanitarios, la selección y acreditación de las tecnologías médicas, y una equilibrada articulación del sector público y privado, entre las jurisdicciones municipales, provinciales y efectores nacionales, y entre los niveles de atención, en sus diversas complejidades. Otro desafío es incorporar toda la tecnología disponible, para la accesibilidad al sistema, el reporte de las atenciones y los resultados (Historia clínica digital), y la libertad de elección de los beneficiarios del seguro de salud.

Finalmente, hay que atacar urgente, los bolsones de ineficiencia del sistema, tanto público, como privado.

Para que se pueda sostener en el tiempo, hasta vencer la inercia de la transición, se requiere no solo de elementos legales, apoyos políticos; sino también, de un pacto de todos los actores.