• 26/08/2023

Jugando con fuego

Jugando con fuego

POR JUAN CARLOS BATALLER PLANA

Argentina está viviendo un nuevo pico de una gran crisis.

Los números de la macroeconomía son malos y está trasladándose a la economía diaria de todos los sectores. Una inflación mensual de dos dígitos termina repercutiendo incluso a quienes hasta ahora veían pasar los ajustes de cinturón.

En ese contexto, empezaron los movimientos planificados para crear caos. Saqueos, noticias falsas, robos en banda, amenazas de bomba, van creando un clima enrarecido. A esto se suma un presidente débil y ausente, pecado imperdonable en un país con un fuerte presidencialismo.

A falta de más de 100 días para terminar la gestión de Alberto Fernández, es una eternidad si se descompone tan rápido el tejido social. Y la única forma de evitarlo es un acuerdo entre los principales dirigentes del país que hay cuestiones con las que no se juega. Una gran parte de la ciudadanía está esperando un fuerte mensaje de sus líderes políticos de respeto a la institucionalidad.

Los “Castells” no pueden ganarle a la mayoría de los argentinos.

A diferencia con los saqueos de años anteriores, esta vez hay quienes están dispuesto a defender sus bienes a tiros. Ante la impotencia de ver perder lo que construyeron durante años, no dudan en armarse. No confían en las fuerzas policiales a la hora de actuar. Y de ahí a una guerra sangrienta entre quienes no tienen nada y tienen algo, será inmanejable.

El gran problema es el efecto contagio. Y los agitadores profesionales manejan muy bien esto. Alcanza con un par de mensajes en determinados grupos que están dispuestos a ir a robar. Y siempre hay alguien relacionado con la política partidaria o con los movimientos sociales, detrás de esas agitaciones populares.

En San Juan, al cierre de esta edición, desde las fuerzas policiales y el Ministerio Público, tenían identificado a quienes estaban agitando y los pudieron neutralizar.

El problema es que se palpa una tensión en diferentes ámbitos que se puede cortar con cuchillo. Por ejemplo, hay un fuerte descontento de los empleados públicos por los incrementos salariales porque los aumentos tremendos de precios neutralizaron rápido las actualizaciones. Y sólo una buena gestión de dirigentes sindicales pudo cerrar una paritaria que se había ido de las manos por los intereses ideológicos dentro de la interna de UDAP.

Hay un sector del país con el pensamiento “me importa todo un carajo” o “que explote de una buena vez”, que no saben lo peligroso que será hasta para ellos mismos, si se cumplen sus pedidos.