Incorregible

Alguien dijo que un buen escritor es más lo que borra, tacha o tira, que lo bueno que escribe. Si es por eso, voy por buen camino a serlo porque cada vez tacho más y escribo menos.   

Hablando de eso, soy un antiguo  que escribe a mano. Entre otras cosas, porque así acompaño con mi mano la velocidad con la que pienso. El asunto es que por tal motivo, tacho bastante en mis escritos y, cuando debo pasarlos para corregir, cubro los tachones con el blanco de esos adminículos que llaman correctores.

Son como una especie lápiz pero que cubren con una tinta blanco mate lo que se quiere tapar. El asunto es nunca he conseguido que esa tinta fluya y salga amablemente, repito, nunca. Parece que vienen mal paridos de fábrica porque ya traen algo pesado adentro que se emplea para agitarlo y golpear contra la punta a manera de obligar a la tinta a salir del interior.   

Siempre creo que se acaban o secan porque no responden a mis requerimientos; por eso tengo un montón de correctores que nunca sabré por qué se enojaron conmigo.  Más de una vez he pensado en abrirlos para ver si con una cirugía los puedo revivir. 

Además, como corresponde, se atascan cuando más nos hacen falta y no podemos conseguir otro. Conozco todas las marcas y modelos y todavía no consigo alguno que sea amable y sirva para lo que uno quiere que sirvan, corregir, no irritar ni entorpecer.

Llamo, entonces, a la solidaridad social por si alguien sabe cómo domarlos y llevarse bien con ellos, para que me ayuden.   Muchas Gracias.