• 28/04/2024

La higuera más famosa de la Argentina está en San Juan. Es la higuera de doña Paula, cuyos retoños aun pueden verse en la Casa Natal.

Una nota de Juan Carlos Bataller

Para toda la familia era “la higuera del abuelo”. Y aquel abuelo valenciano seguía subiendo a su higuera con más de 80 años.

Recuerdo que “los higos del abuelo” eran higos blancos. Y también recuerdo que eran sabrosos y dulces.

Era suficiente información para un niño.

Pero con los años alguien me hizo preguntas que no supe responder. Por ejemplo:

-¿Sabés lo que es el higo?

-Una fruta.

-Error.

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Estuve a punto de apostar mi bicicleta contra la de mi amigo. Tan seguro estaba de que era un fruto.

Pero mi amigo no quería ganarse una bicicleta sino enseñarme.

-El mundo de los higos, las brevas y las higueras es fascinante. Estúdialo porque te llevarás algunas sorpresas.

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Cuando uno va envejeciendo hay cosas que lo enojan. Por ejemplo, por qué nos enseñan en la escuela tantas cosas que no necesitaremos y, en cambio, nada nos dicen de conocimientos que nos acompañarán toda la vida.

Aparte de la higuera de mi abuelo, que para mi es la más importante que jamás existiera pues alimentó mis sueños infantiles, la higuera más famosa de Argentina está en San Juan.

Según Sarmiento, la higuera de doña Paula fue derribada por “un hacha higuericida”.

Sí, es la higuera de doña Paula, cuyos retoños aun pueden verse en la Casa Natal.

El patio con la higuera y el telar conformaron un espacio, donde se concentraba la vida íntima de la familia de Sarmiento.

Lo que no cuentan los historiadores es que las hermanas de don Domingo en su afán de modernizar la casa, quisieron cortarla. Y lo hicieron. El mismo Sarmiento lo cuenta y agrega: la higuera terminó derribada  por “un hacha higuericida”. Fue tal el pesar que sintió la madre, que las hijas, arrepentidas, dejaron crecer un retoño de aquella higuera.

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Pasaron los años y entre las cosas buenas que nos trajo internet es poner la información al alcance de la mano.

Navegando por internet descubro que los higos y las brevas son originarios del Mediterráneo y Medio Oriente. Es una planta tan antigua que aparecen en múltiples escenas de la historia. Por ejemplo, la biblia dice que la higuera fue el primer árbol del Edén y que Adán y Eva se cubrían con sus hojas.  Y acá nace una pregunta propia de mi ingenuidad religiosa: ¿Y si la manzana prohibida era en realidad un higo?

No sólo eso, según la leyenda Buda encontró la iluminación bajo su sombra, mientras los egipcios los disponían en sus tumbas para alimentarse en la otra vida.

¿Cómo llegaron a la Argentina? Dicen que Pizarro trajo los árboles a América y ordenó que cada familia sembrara uno.

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Si eres una persona observadora, es posible que al comer un higo te hayas percatado de su peculiar forma, y lo que quizás creerías que son semillas, son realmente flores.

Hasta acá todo está en los libros. Pero ¿tenía razón mi amigo?

Digamos que si, que en gran medida mi amigo tenía razón.

Según el señor Google que casi todo lo sabe, el higo no es una fruta, sino varias flores invertidas dentro de una vaina.

Las flores son el aparato reproductor de las plantas y, si bien la gran mayoría de ellas están expuestas al aire libre para facilitar la polinización, las de la higuera se encuentran escondidas. Esto dificulta la polinización de esta especie, pero no la hace imposible. Si no, no existirían las higueras.

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El árbol que nos suministra los higos puede reproducirse de dos maneras: una es el esqueje realizado por la mano del hombre; la segunda, sin embargo, necesita una especie concreta de avispas. Algunos higos cuentan en su base con un agujero, se trata de una entrada que ha hecho una avispa para dejar los huevos en su interior. Cuando salen las crías se llevan el polen y al introducirse en otro, fecundan esas flores.

Se trata de un proceso complicado que tiene un fatídico desenlace para las avispas.

De todas formas, no hay que alarmarse porque cuando tomamos un higo no estamos consumiendo una avispa, en la mayoría de situaciones. La mayoría de las higueras se reproducen a través de esquejes, pero en las que se ha introducido una avispa su cadáver queda disuelto por las enzimas del higo.

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El otro gran mito que existe sobre los higos es que también pueden llamarse brevas. Esto es falso: ambas palabras hacen referencia a la flor de la higuera en diferentes condiciones.

Las brevas son los primeros frutos que da la higuera y que aparecen al final de la primavera y los higos son los que salen en verano y en otoño. A pesar de que puede parecer que las brevas son frutos tempranos, en realidad son tardíos. Las brevas, en este sentido, son los higos que no terminaron de crecer en la temporada anterior y que llegan a la madurez al comienzo de la temporada siguiente.

Las brevas son higos que no han llegado a madurar en otoño, conservándose en estado latente sobre la madera durante el invierno, alcanzando su madurez en la primavera siguiente.

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Para terminar digamos que lo que era común hace un siglo en el San Juan de terrenos grandes con quintas y chacras, ya son pocas las casas donde se encuentran higueras. Tampoco hay granadas, algo que fue común..

Afortunadamente se encuentran higos, brevas y hasta algunas granadas en las verdulerías y fruterías provenientes de Jujuy y Salta y algo en la provincia de Buenos Aires.

Aunque dicen que hay 750 especies diferentes de higos… ¿qué quiere que le diga? Para mi, los mejores eran los higos de mi abuelo.