• 11/08/2024

“Señores y señoras, se suspende la función: han matado al dueño del circo”

“Señores y señoras, se suspende la función: han matado al dueño del circo”

Los circos siempre atraen a los chicos. Pero este era un caso muy especial. Era 4 de mayo de 1977. Y el Circo Australiano se presentaba en San Juan, con Quico como estrella principal.

“Quico” era el personaje de televisión del programa mejicano “El chavo del Ocho” y Juan Carlos Villagrán, el nombre real del cachetudo actor azteca. Quico no era parte del circo pero actuaba como artista contratado y vivía en un hotel en lugar de las caravanas que utilizaba el circo.

El “Circo Australiano” era conocido con ese nombre porque por mucho tiempo tuvo entre sus atracciones un canguro boxeador. Era propiedad de la tradicional familia circense Iovanovich. Hacía una semana que habían llegado a San Juan y como tantos otros espectáculos de este tipo, había armado su carpa en el terreno ubicado detrás de la Terminal de Ómnibus.

El propietario era Juan Carlos Iovanovich, de 46 años, más conocido como el legendario domador “Michel” que como era lógico en un circo era un “todo terreno” que no sólo actuaba sino que también gestionaba los permisos, hacía la publicidad y hasta controlaba la taquilla.

Ese domingo de oto el circo estaba lleno.

Eran las 22 cuando un Fiat Uno de color azul se detuvo dentro del estacionamiento de la Terminal de Ómnibus. De allí bajaron el mendocino Alberto Santos Mirabile de 38 años y el cordobés Mauricio Gustavo Ferrando, de 25.

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Según contó el fallecido periodista Omar Garade en una nota escrita para Tiempo de San Juan en 2012,  “a las 22,15, luego de dar una vuelta a la manzana y pasar por el frente de la entrada del circo, (los delincuentes) se detienen al costado del circo, frente a un carro choripanero, en donde se bajan a comer y a seguir vigilando a su “presa”. A esta banda le faltaba “cerebro” indudablemente por esta parada en el carro de comida, ya que fue el dueño de este local ambulante el que luego los reconoció ante la policía, porque los tuvo frente a él durante, por lo menos, 20 minutos.

Esta foto fue tomada por Diario de Cuyo la noche del asesinato.

Esta vez el circo presentaba  a “Quico” el cachetudo personaje de televisión del programa mejicano “El chavo del Ocho”, Juan Carlos Villagrán.

Y sigue Garade: “A las 22,35 abandonaron la zona del carro choripanero y se estacionaron lo más cerca posible del tráiler boletería del “Circo Australiano”. La función iba por la mitad y desde afuera se escuchaban los aplausos y los gritos de los niños que disfrutaban con cada cuadro del espectáculo.  Eran las 22.40, cuando finalmente Mirabile y Ferrando se bajaron del auto y encararon para la boletería.

Allí se encontraba Hilda Esther Alex 49 años, la esposa del dueño y copropietaria del circo, y un joven boletero (del cual nunca trascendió el nombre) oriundo de la provincia de Buenos Aires y que desde hacía años trabajaba para esa empresa familiar. En ese momento estaban contando el dinero recaudado en las funciones de ese día, que llegaba a la cifra de 30.000 pesos.

“Cuando los criminales entraron al tráiler, “uno grandote y morocho (Mirabile) y el otro alto, rubio y carilindo (Ferrando)”, -así  los describieron las víctimas ante la justicia-, tanto Hilda como su empleado se sorprendieron y no opusieron resistencia. El lugar físico en donde ocurrió el hecho es realmente de pequeñas dimensiones, por lo tanto la presencia de estos malvivientes tan cerca de ellos y apuntándolos con sus armas, realmente debe haber paralizado a las dos víctimas.

El boletero le entregó los 30.000 pesos y esperó que se fueran. Los ladrones querían más dinero. Creían que por el éxito que tenía el circo debía haber una fortuna allí. Hilda les decía que no, que ya habían depositado lo recaudado otros días, que no tenían más plata encima. Ferrando se enfureció y amenazó con matar a la mujer si no le decía dónde escondía una pretendida caja fuerte dentro del tráiler.

Fue en esos momentos que entró en escena Juan Carlos Iovanovich, el propietario del circo. Iovanovich, que se encontraba viendo la función desde un carromato alto, también pudo ver desde ese lugar que algo extraño sucedía en la boletería. Sin pensarlo, bajó rápidamente de donde estaba y entró en el pequeño tráiler.

Juan Carlos Yovanovich, más conocido como Michel,  domador del Circo Australiano.

Es en este punto donde Garade utiliza toda su técnica periodística para explicar la escena:

 “Lovanovich se encontró con el revólver de Mirabile que lo apuntaba. Lo primero que recibió fue la amenaza de matar a la mujer si no le decía dónde había más plata. Lo que pasó después ocurrió tan solo en segundos. “Michel” trató de tomar con las manos el arma de Mirabile y forcejeó con él. Seguidamente se escucharon los disparos provenientes del arma que estaba en lucha. Iovanovich no cayó inmediatamente, sino que siguió de pie.

Ante esta situación, Mirabile emprende la fuga, Ferrando trata de seguirlo, pero ante la reacción de Hilda, que se había levantado de su silla –más para ver qué le había sucedido a su esposo, que por enfrentar a los ladrones-, dispara dos veces, hiriendo gravemente a la mujer.

“Michel”, ensangrentado, los ve pasar frente suyo, pero a pesar de las heridas recibidas, los persigue con su último aliento. Hace unos pasos fuera del tráiler y cae sobre el piso al grito de “me muero, me muero”. Y así fue, los balazos a quemarropa de Mirabile le quitaron la vida en tan solo unos segundos a uno de los grandes empresarios circenses que había en la Argentina”.

El circo estaba lleno, y el objetivo de los criminales era «reventar» la boletería, donde estaba la recaudación. Se llevaron 30 mil pesos o dólares en la época del 1 a 1

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Todo pasó en solo cinco minutos. Eran las 22,45 cuando los ladrones suben de nuevo al Fiat Uno azul y comienzan la huida. Según testigos presenciales que estuvieron por los alrededores en el momento del hecho se pudo reconstruir el recorrido de los maleantes luego del asalto. Primero tomaron por calle Pueyrredón, bajaron por General Paz hasta Aristóbulo del Valle, hasta llegar a Hipólito Yrigoyen que los llevó hasta Lateral de Circunvalación, para luego tomar el Acceso Sur y huir en dirección a la provincia de Mendoza.

Lo que es seguro es que una persona más participó del asalto al circo y que era aquel que se encargaba de conducir el Fiat Uno azul que fue robado en Córdoba. Este tercer hombre que todavía hoy no ha sido identificado ni detenido, podría haber sido de San Juan, porque fue el que supo sacar a los criminales de la provincia hacia Mendoza, eludiendo los puestos policiales de San Carlos y Jocolí.

La idea de la presencia femenina se entendió luego, ya que cuando fueron detenidos ambos criminales –en distintos procedimientos- estaban acompañados por sus concubinas, que también tenían antecedentes penales. Lo cierto es que el otro detenido que fue a juicio, César Amadeo Rodríguez (56 años cuando fue detenido), fue absuelto durante el proceso, ya que los jueces no tuvieron prueba alguna de que esa persona estuvo ni siquiera cerca del lugar de los hechos ese domingo en cuestión.

El canguro boxeador era una de las atracciones del circo.

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El circo y su gente se quedaron aproximadamente 20 días más en San Juan. Juan Carlos Iovanovich fue velado en la misma. Hilda Alex fue internada e intervenida por médicos sanjuaninos en el Hospital Guillermo Rawson. La bala que le disparó Ferrando le atravesó el estómago y parte del intestino grueso. Estuvo más de 15 días internada, y pasó de terapia intensiva a un cuarto común más rápido de lo que se esperaba. Cuando se recuperó y pudo caminar volvió al circo y al poco tiempo presenció una rueda de presos en la que ella y el boletero pudieron identificar fehacientemente a Mirabile y a Ferrando.

Luego ella y el circo abandonaron la provincia, con la promesa de Hilda que volvería al Hospital Rawson a realizarse una segunda intervención que necesitaba a mano de los profesionales locales “que tan bien la habían atendido”.

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El mendocino y el cordobés fueron atrapados en Mendoza y trasladados a San Juan,  Mirabile fue atrapadocinco días des pues luego de un espectacular operativo policial en Mendoza, junto a otras dos personas. Una era la concubina de éste, y el otro era Rodríguez que en un primer momento se lo confundió con el delincuente que atacó a la dueña del circo.

Unos quince días después fue detenido también en Mendoza Ferrando. Fue en la localidad de Corralitos junto a su concubina.

El 5 de agosto de 1998, más de un año después de sucedido el sangriento asalto, los jueces de la Sala Segunda de la Cámara en lo Penal y Correcional, integrada por los doctores Félix Manuel Herrero Martín –presidente-, Ramón Orlando Avellaneda y Juan Carlos Peluc Noguera,  sentenciaron a Alberto Santos Mirabile a la pena de prisión perpetua bajo los cargos de “Homicidio agravado por conexidad delictiva o criminis causa” y por “Robo agravado por el uso de arma”.

Según relataron los propios delincuentes durante la reconstrucción del hecho frente al juez Agustín Lanciani, el robo fue un asalto al “voleo”. Necesitaban “guita fácil y rápida” y “rajar de la provincia inmediatamente”

Mientras, a Mauricio Gustavo Ferrando se lo sentenció a 24 años de prisión bajo los cargos de “Tentativa de homicidio agravado por conexidad delictiva o criminis causa” y por “Robo agravado por el uso de arma”.

Finalmente, y durante ese mismo proceso, César Amadeo Rodríguez, fue absuelto de los cargos que se le imputaban, por falta de pruebas en su contra.

Un año después la Corte de Justicia sanjuanina negó la apelación que los abogados defensores de Ferrando y Mirabile habían presentado, teniendo estos que cumplir el total de su condena.

Los presos cumplieron su castigo en el Penal de Chimbas. Mirabile murió por una enfermedad cumpliendo prisión domiciliaria y Ferrando sigue en prisión. Y, quizás como el final más triste de esta historia, el “Circo Australiano” no volvió más a tierras sanjuaninas.

Como final de esta triste historia, vuelve a tomar protagonismo Quico. Fue él quién se presentó ante el público y dijo, compugido:

Señores y señoras, se suspende la función: han matado al dueño del circo.

Juan Carlos Villagrán hoy tiene 80 años y recordó más de una vez lo ocurrido aquella noche en San Juan.