• 09/09/2023

Sarmiento, una historia para coleccionar

Sarmiento, una historia para coleccionar

Un trabajo preparado por Fundación Bataller

En sus 77 años de vida, Domingo Faustino Sarmiento dejó un legado que aún perdura, con el objetivo de llevar educación y civilización a todo el país.

Lúcido, de una inteligencia y voluntad de saber que solo pocos seres tienen. Salvaje, déspota y ególatra para sus enemigos. Genio progresista y eximio escritor para quienes hoy aún lo admiran. Lo cierto es que Domingo Faustino Sarmiento cruzó la historia americana a grandes trancos y marcó con su impronta casi todo un siglo.

Si el 11 de septiembre es el Día del Maestro es porque, de todo lo que este hombre hizo en su vida, el aspecto educativo de la obra de Sarmiento es el que más efectos tuvo en la Argentina. Sus ideas fueron la base para la educación pública, laica y gratuita, consagrada más tarde en la Ley 1.420, clave para el desarrollo argentino en los siglos pasados.
Conocer su vida, la casa de su madre y las opciones políticas, son una manera de entender a este hombre elevado a prócer y de comprender el país que construimos, en gran parte sobre sus enseñanzas.

Los abuelos de Sarmiento nacieron en San Juan cuando ésta pertenecía a la Capitanía de Chile. Sus padres crecieron y se casaron durante la época del Virreinato.

> José Clemente Sarmiento
Había nacido en 1778. Desde pequeño se dedicó a tareas del campo en la finca de su padre en La Bebida. Recorrió el país y Chile, como arriero.
Fue un gran admirador de la Revolución de Mayo y participó como Capitán de Milicias en la expedición del Gral. San Martín.

> Paula Albarracín
Había nacido en 1774. De singular voluntad, fuerza física y moral, era una de las pocas mujeres de su época que sabía leer y escribir. Fue el sostén del hogar y crió a sus hijos con pocos recursos, ayudándose con su telar.

José Clemente y Paula se casaron en 1802 y tuvieron quince hijos, aunque sólo sobrevivieron cinco: Paula y Bienvenida, nacidas en 1803 y 1804; Rosario y Procesa, de 1812 y 1818. En medio, el único varón, Domingo, quien nació nueve meses después de la Revolución de Mayo, el 15 de febrero de 1811.

> Faustina Sarmiento
Domingo F. Sarmiento era muy joven cuando fue padre. El 18 de julio de 1832, cuando Sarmiento tenía 21 años y estaba exiliado en Chile, nació Ana Faustina. Era hija del sanjuanino y una joven chilena. Cuando en 1836 Sarmiento regresó a su provincia, la trajo con él y vivió en la casa familiar, al cuidado de su abuela y sus tías.
En 1842 se instaló con sus tías en Chile, donde vivía su padre.
Allí se casó con Augusto Belín, un impresor francés amigo de Sarmiento. Tuvo seis hijos. Años después vivió en San Juan, donde fue docente.
Acompañó y cuidó a su padre en sus últimos años en Paraguay.

>Su esposa Benita Martínez
Sanjuanina, Benita Martínez vivía desde pequeña en Chile. Allí estaba casada con Domingo Castro y Calvo, de quien tuvo un hijo: Dominguito. Muy joven quedó viuda y en 1848 se casó con Domingo F. Sarmiento. La nueva familia vivió en Chile hasta 1855 en que se traslada a Buenos Aires.

>Dominguito
Domingo Fidel nació en Chile el 17 de abril de 1845. Huérfano de padre desde pequeño, Sarmiento le tenía gran cariño y, al casarse con Benita Martínez, decidió adoptarlo y darle su apellido.
En Buenos Aires asistió a la Facultad de Derecho hasta que se enroló voluntariamente en el Ejército que participaba de la Guerra del Paraguay. Allí murió en 1866, en la Batalla de Curupaity. Esto causó un profundo dolor en Sarmiento, quien después escribió
su biografía.

Sarmiento fue un hombre múltiple: político, escritor, maestro, diplomático, militar; ocupó los máximos cargos que podía aspirar en su provincia y en el país. En cada puesto que ejerció, en cada línea que escribió y en la infinidad de debates en los que participó, su presencia y sus ideas jamás pasarían desapercibidas. La intensidad de su pasión, la abundancia de su obra y la repercusión de su influencia están marcadas por aquello que fue su sello, su bandera y su obsesión: la civilización. Leyes, urbanizaciones, nuevos habitantes, comunicaciones, especies de animales y plantas, bibliotecas, periódicos y, sobre todo, escuelas, fueron sus herramientas.

…ante todo he sido durante mi vida maestro de escuela, cualquiera que fuera el puesto que ocupase, hasta el más encumbrado…”
La vocación docente de Domingo F. Sarmiento nació en su adolescencia. Tenía 15 años cuando vivió con su tío, el sacerdote dominico José de Oro, en la pequeña aldea de San Francisco del Monte, en San Luis. Allí organizaron una escuela, en la que Sarmiento dio sus primeras clases.

Para él educar era preparar a la sociedad para construir, desarrollar y sostener todos los aspectos de una nación. Y por eso había que educar a todos por igual.
Consideraba que “La instrucción primaria es la medida de la civilización de un pueblo”. Por eso creó un sistema de primera enseñanza pública y gratuita y preparó maestros; desarrolló reformas en los método de enseñanza de la lectura e impulsó la difusión del libro y las bibliotecas.

Una imágen de el diario El Zonda y Pintura de
Sarmiento en su juventud, Por Benjamín Franklin

Los faros luminosos de El Zonda

Durante seis sábados, entre el 20 de julio y el 25 de agosto de 1839, El Zonda apareció, según sus autores, para “despertar” de su adormecimiento al pueblo sanjuanino. Con la leyenda “Faros luminosos” en su encabezamiento, el semanario quería, precisamente, dar luz sobre los avances necesarios para esta provincia. Sarmiento y sus amigos desarrollaron un verdadero programa de progreso para San Juan a través de artículos, avisos, chistes e ironías y diálogos imaginarios. Con cartas firmadas por personajes inventados como Don Serio, Don Rudo o Doña Josefina Puntiaguda, el mismo Sarmiento introduce temas sobre los que quiere escribir.
A pesar de que el gobernador Nazario Benavídez había sido amplio con este grupo de jóvenes, algunas críticas al gobierno y un problema por el pago de la imprenta -que era la única y era del estado- derivaron en el cierre del periódico que no podía sostenerse porque casi no tenía suscriptores.

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Después de “El Zonda”, la experiencia periodística de Sarmiento sería muy vasta.
Entre 1841 y 1855 escribió en los periódicos chilenos “La Bolsa”, “El Mercurio” y “Crónica contemporánea” . Fundó “El Nacional”, “El Progreso” y “El Heraldo Argentino”, a través del cual combatía a Rosas, para él, sinónimo de barbarie e ignorancia.
Publicó también en “La Gaceta de Comercio”; fundó y dirigió “La Crónica” y escribió en “La Tribuna”.
También creó revistas de interés general como “Sud América”, o de carácter pedagógico como “El Monitor de las Escuelas Primarias”.
Ya en Argentina fue jefe redactor de “El Nacional” y publicó “Anales de Educación Común”, órgano de la Dirección de Escuelas. En 1862, siendo gobernador de San Juan, editó nuevamente “El Zonda”.
De nuevo en su país, escribió artículos para “La Tribuna” y “El Nacional”.
En 1885, tres años antes de su muerte, fundó “El Censor”, que será su último diario, y hasta poco antes de su muerte enviaba artículos a “El Diario”.

Con uniforme de teniente coronel, tal como Sarmiento se hizo retratar en 1852.

Con la pluma y con la espada contra Rosas

Sarmiento llevaba años luchando contra Juan Manuel de Rosas a través de sus escritos en Chile, cuando en la Argentina Urquiza encabezó un pronunciamiento contra Rosas.
El sanjuanino se embarcó en Valparaiso para incorporarse a la tropas de Urquiza y se presentó ante este jefe como teniente coronel. El caudillo federal reconoció su grado militar, pero lo nombró boletinero del Ejército Grande de Sudamérica.
“Soldado con la pluma o con la espada”, tenía 41 años cuando participó de la batalla de Caseros que puso fin al régimen rosista en 1852.
Vencido Rosas, Sarmiento no tardó en enemistarse con Urquiza, en quien veía una continuación del rosismo. Volvió a Chile, donde viviría hasta 1855.

Sarmiento fue un incansable escritor. En sus obras abordó temas educativos, políticos y sociales. Su pensamiento está reunido en los 52 tomos de sus obras completas.  
Algunos de sus libros más conocidos fueron: “Método Gradual de Lectura”, “Civilización y Barbarie -Vida de Juan Facundo Quiroga”, “De la Educación Popular”, “Viajes por Europa, África y América”, “Recuerdos de Provincia”, “Argirópolis”, “Campaña en el Ejército Grande Aliado del Sud – América”, “Comentarios de la Constitución de la Confederación Argentina”, “Conflictos y armonías de las razas en América” y “La Vida de Dominguito”.

Foto de Sarmiento en su época de gobernador.

Hacía más de 20 años que Domingo Faustino Sarmiento no vivía en San Juan cuando llegó a ser gobernador de su provincia.
Regresó en 1862, separado de su esposa y enviado por el gobierno nacional. En la provincia las cosas no podrían estar peor. Habían asesinado a Benavides y Virasoro. En el camino se enteró de la muerte de su madre. El pueblo de San Juan salió a recibirlo en La Rinconada, donde poco antes había sido fusilado su amigo Antonino Aberastain.

El presidente de la Asamblea Legislativa le entregó la gobernación en forma interina hasta que el 16 de febrero de 1862 fue confirmado. En la casa de su madre instaló su residencia y su despacho.

Encontró la provincia empobrecida y dividida; ordenó las finanzas e impulsó un plan que no descuidaba ningún detalle. Sin embargo la oposición, el descontento de sus comprovincianos, la falta de recursos y la rebelión y muerte del Chacho Peñaloza jugaron en su contra a la hora de llevarlo a la práctica. En abril de 1864 renunció y aceptó el cargo de ministro plenipotenciario en Estados Unidos.

Los escasos dos años de su gobierno fueron, de todas formas, suficientes para importantes concreciones.

Algunas de sus obras

>Decretó la obligatoriedad de la Educación Primaria.
>Creó una Escuela Primaria, actual Superior Sarmiento.
>Inauguró la Escuela Preparatoria, actual Colegio Nacional.
>Fundó la Quinta Normal de Agricultura, actual Escuela de Enología.
>Publicó nuevamente “El Zonda”.
>Fundó comunidades agrícolas.
>Implementó un programa de riego.
>Abrió nuevos caminos y mejoró los existentes.
>Construyó gran cantidad de puentes.
>Hizo construir nuevos edificios públicos y mejoró los existentes.
>Organizó la Policía Rural y Urbana.
>Hizo trazar el Primer Mapa Topográfico de la Provincia y el Primer Plano de la Ciudad.
>Creó una casa de corrección de mujeres.
>Estableció una oficina de Estadística.
>Ensanchó, iluminó y adoquinó las calles de la ciudad.
>Ordenó plantaciones de árboles.
>Instaló baños públicos.
>Colocó bancos en los parques.
>Fundó un cementerio civil.

Domingo F. Sarmiento fue presidente de la Nación en el periodo 1868-1874. Cuando fue electo, viajaba en el barco que lo traía de regreso de su labor diplomática en Estados Unidos. Asumió la presidencia el 12 de octubre de 1868.
Tenía grandes ideas para el país. Muchas pudo concretar. Para otras, encontró obstáculos como encarnizados ataques de la oposición, el asesinato de Urquiza y el alzamiento del caudillo Ricardo López Jordán. Durante su mandato, el país sufrió una epidemia de fiebre amarilla, y tuvo dificultades con países vecinos como Brasil, Chile y Paraguay.

Sarmiento se dedicó especialmente a la tarea educativa y cultural, aunque no descuidó otros aspectos de gran importancia. 

Educación:
Abrió escuelas primarias, normales, colegios nacionales y escuelas de Agronomía en todo el país. Fundó la Biblioteca del Congreso y numerosas bibliotecas públicas. Creó la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales en la Universidad de Córdoba.

Agricultura, Ganadería y Minería:
Creó el Departamento de Agricultura, fomentó cultivos no tradicionales. Ordenó estudios sobre conservación de carnes y reglamentó la exportación de ganado. Fomentó la minería.

Ciencia y Técnica:
Contrató científicos en el extranjero; creó la Academia de Ciencias y los museos Astronómico y de Historia Natural, en Córdoba.

Industria, Comercio y Finanzas:
Organizó en Córdoba la primera Exposición Nacional de la Industria.
Creó el Banco Nacional.

Defensa Nacional:
Fundó el Colegio Militar y la Escuela Naval Militar.

Comunicaciones:
Realizó tendidos telegráficos entre provincias y con países vecinos e inauguró el cable submarino transoceánico. Extendió las líneas férreas, nacionalizó Correos y Telégrafos; habilitó y mejoró puertos interiores; abrió y mejoró caminos.

Administración:
Concretó el primer censo nacional en 1869; creó el registro de Estadísticas y el Boletín Oficial.
Fomentó la inmigración y colonización.

Sarmiento tuvo una comprometida labor legislativa. Entre 1857 y 1860 fue senador en Buenos Aires; en 1860 formó parte de la Convención Constituyente de esa provincia y entre 1875 y 1879 fue senador nacional por San Juan.
Como parlamentario dejó claros ejemplos de que, en esa función, lo importante era debatir las ideas. En una ocasión un senador no quería tomar parte en un debate porque ya era conocido el resultado de la votación. Entonces el maestro dijo: “No creo que esto sea un buen principio. Deben considerarse las razones, cualquiera sea la fuerza material que cuente una u otra opinión, porque no es cierto sino como medio aproximado, que la mayoría establezca verdades…”.
Muchas veces sus intervenciones e ironías provocaban las risas de los otros legisladores. Él pedía que constaran en las actas “…para que se sepa con qué clase de necios he tenido que lidiar.”.

Al escribir sobre su hogar, Sarmiento habla de “la casa de mi madre”. Así era. En 1801 Paula Albarracín, niña soltera de 23 años, heredó de su padre un baldío en el barrio El Carrascal, en las afueras de la vieja ciudad de San Juan. En ese solar, bajo la sombra de una higuera, instaló su telar. Tejía anascote, la tela necesaria para los hábitos de los frailes. Con lo que cobraba pagaba los materiales con los que dos esclavos prestados por sus tías Irrazábal construían su casa.
La casa de Paula era una única habitación de anchos muros de adobe, al lado de la higuera. Ejemplo de construcción de la época, el techo, a dos aguas, está sostenido por una estructura de tijerales de palos de álamo, tratados con cal alumbre y grasa de animal, con el cañizo atado con tientos y cubierto de barro.

>El lugar de las sublimes ideas
Domingo F. Sarmiento pasó pocos años de su vida en esta casa. Sin embargo, al hablar de su provincia y de su casa, dice el mismo Sarmiento: “Aquí debo rastrear la genealogía de aquellas sublimes ideas morales que fueron la saludable atmósfera que respiró mi alma mientras se desenvolvía en el hogar doméstico”.

>Monumento Nacional, museo y biblioteca
El 7 de septiembre de 1910, 22 años después de la muerte del prócer, su casa natal fue declarada Monumento Histórico Nacional. Fue el primer edificio argentino en contar con resguardo legal para su conservación.
Hoy funcionan allí una biblioteca y nueve salas de uno de los museos más visitados del país. En su interior reúne objetos que se conservan desde la infancia de Domingo, junto a otros que testimonian la vida familiar y la trayectoria del prócer.

La foto póstuma de Sarmiento, costumbre de una época.

Al finalizar su periodo como senador, Sarmiento continuó en la política y en el periodismo. En 1879 asumió como ministro del Interior del presidente Avellaneda, pero por diferencias políticas, renunció al mes. Durante la presidencia de Roca ejerció el cargo de superintendente general de Escuelas.

En 1884 visitó por última vez San Juan. La gente se volcó a las calles para verlo. Permaneció algunos días en la provincia y asistió como invitado especial a la inauguración de la Casa de Gobierno, frente a la Plaza principal. Allí pronunció un discurso y cuenta la historia que hasta señaló el lugar donde quería su estatua.

Durante los inviernos de 1887-1888, con la salud resentida por la sordera y una insuficiencia cardiovascular y bronquial, se refugió en el clima cálido de Asunción. Desde allí colaboró con algunos periódicos y escribió a Aurelia Velez Sarsfield, una de las más importantes mujeres de su vida, algunas de las más románticas cartas de amor que conoce la historia.

En Paraguay murió el 11 de septiembre de 1888. Pidió que sus restos fueran envueltos con las banderas de Argentina, Chile , Paraguay y Uruguay.
Fue enterrado en Buenos Aires diez días después. Ante su tumba, Carlos Pellegrini sintetizó el juicio general: “Fue el cerebro más poderoso que haya producido la América”.

Aurelia Velez
Sarsfield.

MÁS SOBRE SARMIENTO EN:

www.sanjuanalmundo.com

Fuentes: Arias, Héctor y de Peñalosa de Varese, Carmen: Historia de San Juan, Spadoni, Mendoza, 1966 – Galvez, Manuel: Vida de Sarmiento, Emecé, Buenos Aires, 1946 – García Hamilton, José Ignacio: Cuyano alborotador. La vida de Domingo Faustino Sarmiento, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1998 – Rojas, Ricardo: El profeta de la pampa, Buenos Aires, 1945 l Sarmiento, Domingo F.: Recuerdos de Provincia – Videla Horacio: Historia de San Juan, Tomo V, Academia del Plata, 1981; Retablo Sanjuanino, Universidad Católica de Cuyo, 1998 – www.casanatalsarmiento.gov.ar