Improvisados a leer Códigos

POR EDUARDO QUATTROPANI

Fiscal General de la Corte de Justicia de San Juan

Pasada, por lo menos en parte, la lamentable confusión creada por un poco feliz resolutorio de una Sala de la Corte y una menos feliz desinterpretación efectuada por algunos magistrados, tal lo adelanté en columna anterior, vale preguntarse ahora dónde andarán aquellos que anunciaban el apocalipsis institucional causado por «el desacato» del Fiscal General.

Creo sería bueno anduviesen haciendo algunas reflexiones, a saber:

1. que si ellos fuesen el Fiscal General, el Ministerio Público Fiscal sería un organismo pusilánime y carente de identidad.
2. que  defender los derechos de los vulnerables es un imperativo ético no apto para “ventajeritos ocasionales”.
3. que ocupar un cargo no significa nada si no se lo llena de contenido;
4. que prometer, como conductor de una asociación, que sus afiliados inundarán de cuestionamiento la constitucionalidad de una norma y que luego no se vea «ni una gotita», es feo, muy feito.
5. que afirmar en la tele que la videograbada es, en sí, un acto irreproducible, más que feo obliga a repasar conocimientos, lo digo al solo efecto de ayudar a corregir conductas.

Créanme, no me enojo, valoro la democracia aun con el vicio de poder decir cualquier cosa, comprendo hasta las conductas mediocres de aquellos que pretenden decir lo que les parece que el interrogador quiere escuchar, aunque generalmente no tengan ni capacidad para eso.

No soy un desprevenido. Sé que UN sujeto, que se ganó unos minutos en la tele y la portada en un diario digital, cuando entra a la confitería se siente y lo hacen sentir un ganador. Sabido es que el ego es mal amigo del buen gusto, en alguna época me pasó.

No soy un improvisado, sé que les hago el juego a los «guitarreros de confitería», pero la verdad, no me importa, pues lo que digo es indisimuladamente.