• 03/06/2023

Los extremos corren el centro político

Los extremos corren el centro político

POR JUAN CARLOS BATALLER PLANA

En España, tras pasar una muy mala pandemia, la economía se está recuperando. El trabajo volvió a niveles anteriores al Covid, el Estado ayuda a las clases medias con medidas inéditas, en julio, la Unión Europea tendrá un presidente español y destacan la figura de Pedro Sánchez, el actual mandatario. Poco de todo esto importó y el domingo, en elecciones provinciales y municipales, fue un gran triunfo de la derecha –con el tradicional Partido Popular- y un crecimiento sostenido de Vox, la extrema derecha.

Ante esto, Sánchez jugó una bala de plata, a todo o nada y pidió adelantar las elecciones legislativas al 23 de julio, buscando que los militantes de izquierda se movilicen. Si pierde, perderá el poder.

En España, le puede ir bien a la economía del país, pero muchos de sus habitantes ganan lo justo y necesario para sobrevivir. Además, le echan la culpa de todo a los inmigrantes, sean o no responsables. Qué hay robos, que falta trabajo, que quieren cambiar su cultura, que hacen encarecer los alquileres… Y una gran parte de España ve mal que el Estado mantenga a parte de la población que no trabaja, comparando con el “populismo argentino”. Y ganó la derecha con la necesidad de acordar con la extrema derecha, con más del 7% de la población que pide ser más duro. A esto se suma una importante cantidad de jóvenes que ven su futuro muy pesimista, con trabajo fijo en las temporadas de turismo, después “al paro”, con la imposibilidad de ser propietarios de sus viviendas y no les interesa que España sea la cuarta economía de la poderosa Unión Europea si a ellos les va mal.

A tal punto se está metiendo la extrema derecha que el Partido Popular parece un partido del centro.

En Argentina, cuando Cristina Fernández habla de los tres tercios –seguramente refiriéndose al peronismo, a Juntos por el Cambio y a Milei- juega su ficha política llamando a la unión tras el kirchnerismo porque son los únicos que les garantizan una segunda vuelta –según su perspectiva- con el macrismo o con Milei.

Lo que no dice Cristina es que la derecha tiene casi el 100% de esos dos tercios.

La inflación, la inseguridad, los planes sociales, el aumento de la presencia estatal en todos los órdenes de la vida de un argentino, transforma a ese ciudadano de centro, que le preocupaba la economía, pero también las conquistas sociales, en un extremista.

Y a quienes vienen con un discurso moderado –Rodríguez Larreta en la oposición, Scioli y Schiaretti en el peronismo- les cuesta conseguir un lugar en lo electoral. A tal punto que empiezan a cambiar sus discursos, buscando esos extremos que por estos tiempos se llevan la mayor parte de la atención electoral.

Esta falta del centro en lo político, también divide a Argentina –y España- en sectores de la población irreconciliables. Y todo indica que, por ahora, va a ser la realidad política. A todo o nada, sin buscar puntos en común.