• 01/09/2024

Objetivo: matar a Sarmiento

Objetivo: matar a Sarmiento

EL PRIMER ATENTADO CONTRA UN PRESIDENTE DE LA NACION

El plan tomó forma en un bar en el barrio de La Boca. En una mesa cuatro hombres estaban ultimando los detalles para concretar un asesinato.

El que explicaba los detalles era Aquiles Segabrugo, un italiano rubio de 38 años, quien era más conocido por su apodo de «El Austríaco».

Tenía enfrente a Francisco Güerri, a Pedro Güerri -si bien coincidían en el apellido no eran parientes- y a un amigo de este último, Luis Casimir, un marinero con el alias «Eva», todos de 21 años de edad. Habían sido convocados para hacer un trabajo muy importante, tan delicado era que Segabrugo les ofreció 10.000 pesos, pagaderos en tres veces.

No era un caso fácil. Debían cometer un asesinato. El austriaco les garantizaba que, una vez hecho el trabajo, los sacaría del país en barco.

Cuando preguntaron a quién debían matar, Aquiles les respondió que a Domingo Faustino Sarmiento, el presidente del país.

La sorpresa fue mayúscula.

-¿Cuándo?-, preguntó Francisco Guerri.

-El sábado 23 de agosto de 1873.

>>> 

En la noche del sábado 23 de agosto, Sarmiento salió de su casa de la calle Maipú, entre Tucumán y Viamonte (en esos tiempos se llamaba Del Temple). Usó su carruaje, tirado por dos caballos y manejado por el cochero José Morillo. Cuando iba en misión oficial, el presidente tenía una guardia que lo cuidaba. Pero esa noche iba por una cuestión personal. En esa oportunidad, iría a visitar a Aurelia Vélez, la hija menor de Dalmacio Vélez Sarsfield, con quien mantenía una apasionada relación, que había comenzado en 1855.

Francisco y Pedro Guerri en una foto cuando estaban siendo juzgados.

Por calle Maipú fue en dirección a Corrientes. En la esquina noroeste, tres hombres esperaban. Estaban armados con trabucos y puñales.

Los proyectiles habían sido embebidos en bicloruro de mercurio y los puñales, en sulfato de estricnina. A la menor herida que se le causase, la víctima moriría.

>>> 

Cuando lo vieron venir, se abalanzaron sobre el carruaje. En un primer momento, habían pensado en matar primero a los caballos y asesinar a Sarmiento a puñaladas. Pero llegado el momento, Francisco Güerri disparó con su trabuco. Tal vez al estar sobrecargado de pólvora, le estalló en la mano y perdió un dedo pulgar. Uno de los proyectiles entró por la ventanilla del carruaje y salió por el otro lado. La policía rescataría balas que se habían incrustado en las paredes.

La avanzada sordera de Sarmiento, sumado al ruido que hacían los cascos de los caballos sobre el empedrado, hicieron que el presidente no se diera cuenta de lo que había ocurrido. Sólo al llegar a la casa de los Vélez Sarsfield, en la calle Cangallo, le contaron lo sucedido.

>>> 

«Hirieron la más alta investidura que puede ostentar un ciudadano de la República; se resquebrajó el respeto a la autoridad», dijo entonces el presidente.

Pero los que se sorprendieron con la detonación fueron el oficial inspector Latorre y el vigilante Soto, quienes persiguieron a tres hombres que escapaban corriendo del lugar. Fueron detenidos en una casa de la calle Corrientes, cercana al Bajo, donde se habían refugiado.

La primera reacción de los Güerri fue declarar que habían tenido un altercado con un tercero, y que uno de ellos había efectuado el disparo. Sin embargo, al día siguiente contaron la verdad y dieron el nombre de quien los había contratado: Aquiles Segabrugo.

Ricardo López Jordán: importantes documentos que le robaron al comisario que investigó el atentado habrían probado que él podría haber sido el hombre detrás del plan para asesinarlo

>>> 

Segabrugo, ya había escapado a Montevideo. Inútil fue el viaje que el policía Avelino Anzó realizó a esa ciudad. No pudo encontrarlo.

Pero en el interín en Buenos Aires había caído Luis Casimir, quien también dio el nombre de Segabrugo. A la policía les llegó el dato que se hospedaba en el Hotel del Vapor, de la capital uruguaya. Y hacia allí se dirigió el comisario Miguens, pero el sospechoso ya no estaba en el hotel.

Dos días mas tarde, el cuerpo de Segabrugo aparecerá acribillado. Se creyó que su asesino había sido el jordanista Carlos Querencio.

Miguens, antes de regresar a Buenos Aires, se llevó de la habitación de Segabrugo documentación valiosísima que probaría que detrás del atentado a Sarmiento estaba Ricardo López Jordán. Pero esa documentación nunca llegó a Buenos Aires ni se sabría su contenido. Miguens fue interceptado por desconocidos, quienes se quedaron con esos papeles y amenazaron con matarlo si llegaba a revelar su contenido.

>>> 

En el juicio sustanciado, el fiscal Ventura Pondal pidió la pena de muerte para los Güerri y Casimir. El juez Octavio Bunge sentenció a Francisco Güerri a 20 años de prisión, y 15 a Pedro Güerri y Casimir. Posteriormente, la Cámara del Crimen bajaría la pena de Casimir a 10 años.

Siendo funcionario en el gobierno de Julio Argentino Roca, los presos le solicitaron a Sarmiento intercediera para lograr la conmutación de sus penas, ya que habían actuado «como unos pobres locos extraviados». Sarmiento nunca les contestó.

Pedro Güerri murió en prisión el 30 de abril de 1883 y Francisco sería indultado por el presidente Miguel Juárez Celman.

Aurelia y Sarmiento, los protagonistas de una gran historia de amor. Atentaron contra él cuando iba a visitarla.