- 25/08/2024
Los métodos de Modestino

Por Juan Carlos Bataller
(Estas anécdotas forman parte del libro Anécdotas de la política sanjuanina, el lado humano del poder)
A Cantoni lo acusaban de ser bárbaro pero lo cierto es que en aquellos años nadie se andaba con chiquitas: “todos somos angelitos en este país”, decía don Fico, dando a entender que no había “niños de pecho” en la política.
Eran los tiempos de grandes enfrentamientos entre dos partidos de origen radical. La Unión Cívica Radical que respondía directamente al presidente Irigoyen y la Unión Cívica Radical Bloquista, conducida por los hermanos Cantoni.
Y en el medio todo el odio que siguió al asesinato del gobernador radical Amable Jones adjudicado a allegados al cantonismo.
Ese odio surgía en cada situación, en cada elección, en cada revolución…
Una prueba de ello fue la intervención de Modestino Pizarro, un interventor radical que Hipólito Yrigoyen envió en 1928, tras el derrocamiento de Aldo Cantoni.
El 2 de marzo de 1930 hubo comicios para elegir tres diputados nacionales. La cantidad de votos fraudulenta fue tanta que el hasta ese momento el minúsculo Partido radical obtuvo 22.670 votos contra 2.885 de la fuerte Unión Cívica Radical Bloquista que salió segunda.
El sábado en la noche la policía de Pizarro salió a recorrer las calles. Cuando veían venir a un hombre caminando sólo, desde el camión se escuchaba el grito:
—¡Viva Cantoni, carajo!
Y el pobre caminante no podía dejar de compartir la expresión de adhesión:
—¡Viva!— respondía.
Inmediatamente paraban el camión y detenían al cantonista, al que le sacaban el documento. Resultado, en lugar de un voto para el cantonismo era uno para los radicales. (Esta anécdota ha sido referida por varias personas.)

“El voto es secreto”
Pizarro fue un cultor –para algunos el inventor- de la “cadena de votantes”. ¿En qué consistía? Muy sencillo: Se obtenía un sobre ya firmado por los fiscales. En ese sobre se colocaba el voto de los candidatos radicales, que eran Zavalla y Guerrero y se lo cerraba. Cuando el votante estaba en la cola se le hacía la propuesta:
—Este es tu voto. Echalo en la urna y después me traes el sobre que te den firmado por los fiscales.
—¿Y por quién voy a votar?
—Ah… eso a vos no te importa. El voto es secreto…
Hacía tan poco que se votaba obligatoriamente en el país… Pero si el ciudadano se resistía a votar con el sobre, aparecía la propuesta:
—Vos echá este sobre y traeme el otro y te doy 50 pesos…
Centenares de denuncias hubo ese día de ciudadanos a los que le habían retenido el documento. Pero el presidente de la Corte las rechazó absolutamente a todas señalando en el acta que “esta junta no puede hacer mérito para fundar sólo en el secuestro de libretas un juicio adverso a la validez del acto electoral en razón de tratarse de simples denuncias, las que ni siquiera han sido ratificadas por sus autores…”
Pero para ser honestos hay que decir que el procedimiento se aplicó en distintas provincias e incluso cada tanto se advierte sobre los peligros del “voto en cadena”, especialmente en algunas provincia del norte y del litoral donde el votante cuando trae el voto que le entregaron recibe una cantidad de dinero.
“Regenerar a las mujeres”
Pero lo máximo llegaría pocos meses después. Alentados por el triunfo obtenido en las elecciones legislativas, Pizarro convocó a elecciones para gobernador. Debían realizarse el domingo 7 de septiembre de 1930. “Las elecciones las ganaremos con votos o sin votos”, decía.
La Constitución del 27 posibilitó que las mujeres sanjuaninas votaran mucho años antes que lo hicieran en el resto del país. Como el voto femenino era una de las banderas del cantonismo, Pizarro no las dejó votar.
¿Cómo justificó tal actitud? Directamente las suprimió del padrón. Y al no figurar, no podían votar.
Algunos años más tarde, Modestino Pizarro publicó un libro en el que intentó explicar lo inexplicable de su paso por San Juan. Explicó que había suprimido a las mujeres del padrón “porque las fiestas en los comités femeninos degeneraban en verdaderas orgías para regalo de los secuaces del gobernador Cantoni”. Precisamente, para “regenerarlas” aisló a muchas mujeres bloquistas en El Buen Pastor y conculcó los derechos constitucionales eliminando a la mitad de la ciudadanía del padrón.
Esas elecciones no pudieron realizarse pues el día 6 cayó el presidente Yrigoyen con lo que comenzó en el país lo que se llamó “la década infame” y Pizarro huyó de San Juan.
Miles de documentos fueron echados en buzones y aparecieron en el correo, dando a entender que el fraude ya estaba organizado.
Las elecciones recién se realizarían el 8 de noviembre de 1931 y en esa oportunidad la fórmula bloquista –Federico Cantoni – Vicente Cattani obtuvo el 70,1 por ciento del total de votos.

