- 09/06/2024
Hace 15 años moría David Carradine
La leyenda de Kung Fu murió ahorcado mientras se masturbaba en un hotel de Tailandia.
La policía tailandesa determinó que David Carradine había muerto al menos 12 horas antes del hallazgo de su cuerpo. Primero se especuló con que se había tratado de un suicidio. La puerta cerrada por dentro, el ahorcamiento, el historial de problemas del actor. Hasta se pensó en un asesinato. Pero los investigadores dijeron que no había rastros de una segunda persona en el lugar.
Luego de la autopsia, la conclusión fue otra: David Carradine había muerto mientras practicaba la autoasfixia erótica para incrementar su placer sexual. Ni suicidio ni asesinato. Un accidente de alguien que vivía al límite.
En la conferencia de prensa en la que informó los resultados de la pesquisa, el jefe de policía tailandés no recurrió a ningún eufemismo: “Carradine murió mientras se masturbaba”, dijo.
Era el 4 de junio de 2009 y el cuerpo colgando desnudo fue descubierto por una mucama del hotel donde se hospedaba. Tenía las manos atadas y la cuerda que apretaba su cuello, también envolvía el miembro viril A los 72 años, había muerto Kung Fu.
La familia Carradine envió un perito para que investigara el caso. El especialista llegó a una conclusión similar que la policía de Bangkok. No se había tratado de un suicidio. Aunque dejaba abierta la posibilidad de que no hubiera estado solo en el momento de su muerte. Se habló de unas huellas de calzado que no eran de David y de que las ataduras de las manos era imposible hacérselas a uno mismo.
Marina Anderson, la cuarta y penúltima esposa de David, años después publicó una memoir centrada en los años que compartió con el actor. Allí contó que a David le gustaba el bondage y que él le enseñó el poder de la asfixia para incrementar el placer pero que era una práctica que no realizaba solo.
David Carradine fue una gran estrella televisiva, protagonizó un éxito perdurable como Kung Fu, que tuvo mucha audiencia en sus primeras temporadas, y una larga vida en todo el mundo gracias a las repeticiones que se mantuvieron en el aire durante décadas. También actuó en películas de Martin Scorsese, Roger Corman e Ingmar Bergman. Pero nunca pudo terminar de afianzar su carrera. Después de su gran momento de esplendor, a excepción del regreso de “Kung Fu” a la televisión y su comeback cinematográfico con “Kill Bill” de la mano de Quentin Tarantino, un resucitador serial de carreras realizó más de doscientas participaciones televisivas y cientos de películas menores y olvidables.
Sobre él pesaba la sombra de los excesos, del carácter inestable, del clima siempre incómodo en el set. Sin embargo, cada vez que aparecía en pantalla aportaba su prestancia, una rara potencia calma e inquietante, que funcionaba como un imán para la cámara y para el espectador.
Para sus amigos, la vida de Carradine era una contradicción absoluta, pues el actor le daba una gran importancia a su físico. pero fumaba y bebía constantemente. “Mi principal actividad física consiste en ejercitar los brazos, con el derecho llevo a mi boca un cigarrillo, y con el izquierdo una cerveza”, solía repetir.
Su verdadero nombre era John, pero, cuando, inició su carrera actoral un agente le recomendó que se lo cambiara para que no se confundiera con el del padre, John Carradine, actor de varias películas de John Ford. Su infancia no fue sencilla. Alguna vez contó que se quiso suicidar cuando tenía 5 años.
En su juventud, David tuvo algunas entradas en la policía por delitos menores y por posesión de drogas. Cuando recibió el llamado del ejército para alistarse, intentó no cumplir. Lo pusieron en la lista de desertores y no le quedó más remedio que presentarse. Estuvo dos años en el ejército. En algún momento lo acusaron de robar mercaderías y fue juzgado. A los pocos meses consiguió que le dieron la baja.
David empezó a hacer pequeños roles en películas y programas de televisión. Se separó de su primera esposa y se puso de novio con una joven y talentosa actriz que conoció en una de sus obras teatrales: Barbara Hershey.
Estuvieron 7 años juntos. Tuvieron un hijo al que le pusieron Free (Libre). El chico, ya con los padres separados, logró que un juez le cambiara el nombre por uno más terrenal: Thomas.
Nace la leyenda de “Kung Fu”
“Kung Fu” estuvo tres temporadas al aire. Fueron 63 capítulos, muchos de los cuales –sobre todo los de 1973- lideraron la medición de audiencia. Era la época en que el cine de artes marciales comenzaba a triunfar en Estados Unidos. Las películas chinas de Bruce Lee funcionaban muy bien y él ya estaba filmando la primera de las suyas en Hollywood.
La serie dejó de emitirse en 1975. Los motivos fueron varios. Carradine estaba cansado y quería emigrar al cine. El programa había dejado los primeros lugares del ranking. Una de las causales fue que la cadena lo cambió de horario en diversas oportunidades. Pero la principal fue un incidente muy publicitado que afectó la manera en que David Carradine fue visto por el público.
Una tarde de 1975 salió de su casa en Laurel Canyon y paseó por el barrio. El problema fue que venía de experimentar con peyote, estaba desnudo y acosó a dos mujeres, se les tiró encima y las acusaba de ser brujas. También rompió los vidrios de una casa vecina e ingresó en ella. La policía lo encontró sentado en el piano de su casa, todavía desnudo y con todas las teclas ensangrentadas.
Carradine reconoció que el incidente erosionó su imagen y la del programa. Algunos compañeros lo acusaron de boicotear la serie.
Su desembarco en el cine fue con “Death Race 2000”, la película de Paul Bartel, producida por Roger Corman.. Lo mismo sucedió con “Cannonball”, su continuación estrenada en 1976 (se podría decir que Carradine tiene tantas películas de autos como de artes marciales). Pero también encarnó a Woody Guthrie en “This Land is Your Land” de Hal Ashby y junto a Liv Ullmann hizo “El Huevo de la Serpiente” de Ingmar Bergman.
Después su carrera decayó. Cientos de películas y programas de televisión sin mayor brillo ni ambición. Todas iguales (y descuidadas) como los anteriores o los posteriores. Era como si aceptara cualquier guion que le llegara. Sólo se necesitaba que su agente arreglara el dinero y siempre redujera las jornadas de rodaje que le exigían.
Iba de un lado al otro, de set en set. Sus jeans, las botas de cuero, cigarrillos, un Zippo, varias botellas. No parecía necesitar más para moverse continuamente.
Llegaba, creaba algún problema, trataba de seducir a la protagonista femenina –muchas veces lo conseguía-, tomaba bastante, hacía su trabajo muy por encima de las expectativas del director (en especial después de haber visto en las condiciones en las que había arribado) y cobraba. No mucho más.
En 1993 regresó a la televisión con “Kung Fu: la Leyenda Continúa”. Fueron 88 episodios en cinco temporadas. En esos años fue arrestado varias veces. Peleas y drogas fundamentalmente.
A principios del nuevo siglo tuvo su nueva gran oportunidad de la mano de Quentin Tarantino. Las dos entregas de “Kill Bill” volvieron a poner en el candelero a Carradine. Parecía que, como había ocurrido con Travolta y “Pulp Fiction”, su carrera iba a renacer. Pero no sucedió. Otra vez Carradine volvió a aceptar cualquier proyecto y participar en películas que no merecían su presencia.
Las deudas, las adicciones, la necesidad de mantener muchos hijos y muchas ex esposas hicieron que no parara de filmar. A su muerte había una docena de proyectos en los que había participado y todavía no se habían estrenado.
En junio de 2009 había llegado a Tailandia para filmar “Stretch”, un thriller que hablaba del turf y del mundo de las apuestas. Murió en un hotel de Bankgok mientras practicaba un juego sexual. El New York Post al día siguiente, utilizó uno de sus típicos títulos sensacionalistas pero ingeniosos: “Hung Fu!” (un juego de palabras con Hung: ahorcado)
A su entierro fueron más de 400 personas, entre ellas muchas celebridades. Su familia hizo tallar una lápida con este texto: “Bailarín, músico, artista, productor, director, escritor, compositor, contador de historias, poeta, filósofo, esteta, académico, artista marcial, maestro, profesor, Kung Fu”.
Y encima de esta enumeración, junto a su nombre y los años de nacimiento y muerte, tres palabras irrefutables: “Una leyenda descalza”.