Héroes de todos los días

La humanidad le debe al lavarropas y al inodoro más que a ningún otro invento. Se puede pensar que en los millones de años anteriores no los tuvieron. Y es cierto, también es cierto que por eso se murieron.

Nunca llegaron a los 8000 millones que somos ahora. Más que las cosas que sí tenemos hora, hay que pensar en lo que no tenemos gracias a ellos.  Basta mencionar epidemias, contagios, etc.  

Por ejemplo, los antibióticos que siempre se dice que, gracias a ellos, hoy somos más sanos, son como matar a los malos uno por uno.  En cambio, la higiene colectiva, tanto de personas como de ropas, es como combatirlos con una bomba atómica a los gérmenes.

A los antibióticos los usamos de vez en cuando y son caros. A mis dos amigos los usamos TODOS los días, a toda hora, en todos los lugares prestan sus incondicionales servicios.  Son baratísimos comparados con los servicios que prestan.

Si tenemos dudas, pensemos si no los tuviéramos y sus consecuencias. Ambos sirven para algo tan común que ni nos damos cuenta. Sirven para eliminar toxinas, desechos, mugres, olores, etc, etc. Tanto nuestros como de los hogares de todo el mundo. Es decir que habría que declararlos héroes universales y hacerles monumentos en todas escuelas para valorarlos cabalmente.

«Lo bueno existe en tanto se elimine lo malo». Así dice la Biblia.