- 15/07/2023
Opiniones electorales


POR EDUARDO QUATTROPANI
La experiencia y la realidad de las cosas nos van indicando que existen ciertas disposiciones legales que han perdido, o nunca han tenido, una justificación que se verifique en los hechos.
Una de ellas son algunas prohibiciones, durante los día anterior y el mismo día de los comicios, tales como fiestas familiares, espectáculos deportivos, cines, teatros y otros semejantes.
Tengo para mí que, en tanto, esas actividades no requieran de un servicio de custodia o vigilancia que exceda la capacidad operativa de la Policía, en nada perjudican el proceso electoral ni la emisión del voto.
Igual opinión me merece la prohibición de expendio de bebidas alcohólicas en los restaurantes después de las 23 h. Basta preguntarse qué molesta que a la salida del cine se cene con un vino como siempre (aclaro que soy de la Coca Zero).
La veda electoral, hay que decirlo, se ha convertido en media mentira, pues las redes sociales, los medios nacionales y muchos otros, son prácticamente incontrolables. Hasta el tema cartelería lo es, ¿o alguien ha visto despintar paredes el viernes anterior a los comicios? Claro que no.
Digo yo, no hay que vivir un proceso electoral, ni el día mismo de votación, como la fuente de innecesarias prohibiciones o privaciones; sino todo lo contrario, debe ser concebido como un día de fiesta democrática, de ejercicio de las libertades, de empoderamiento de los ciudadanos que deciden quiénes se ocuparán de la cosa pública.
Siempre se ha tratado de imponer ese concepto. Por eso, desde hace largo tiempo, no se observa en las elecciones provinciales a la Policía portando armas largas en las escuelas; ello no sólo no tiene sentido alguno, sino que afea el paisaje democrático. La gente, en su inmensa mayoría, no necesita ni se merece ese espectáculo y los poquísimos desubicados tampoco requieren de tanto.
Pueden parecer cuestiones menores, pero no lo son, pues hacen a lo conceptual, al modo de vivir y hacer vivir las bases de nuestro sistema institucional. Eso creo.
En la columna anterior hablamos del proceso electoral. Créanme que la relación del Tribunal Electoral con los apoderados de las Agrupaciones, y de estos entre ellos, ha sido desestructurada, respetuosa, colaborativa, de gente educada que ejerce en plenitud sus funciones sin necesidad de destruir el sistema.